Nos hacemos viejas… afortunadamente
La subordinación de las mujeres no tiene su origen en la naturaleza sino que es el producto de un sistema que impone la asignación de espacios, tareas, deseos y obligaciones diferenciales a hombres y mujeres.
La subordinación de las mujeres no tiene su origen en la naturaleza sino que es el producto de un sistema que impone la asignación de espacios, tareas, deseos y obligaciones diferenciales a hombres y mujeres.
Las cifras sobre las personas en situación de sinhogarismo generalmente reflejan una concepción restringida o estricta, pues se equiparan con la carencia de un domicilio,
En estas líneas se hará un pequeño homenaje a Elisabeth Eidenbenz, nacida en Suiza en 1913,quien salvó la vida a cientos de niños cuyas madres huían de Franco y de Hitler.
Analizando la presencia de las mujeres en este sector, tanto en la industria como en su participación como jugadoras, se constata que es un sector masculinizado en todos sus aspectos.
La mayoría de historiadores e historiadoras medievalistas, después de analizar textos de últimas voluntades, han llegado a la conclusión de que eran las mujeres quienes, por regla general, se encargaban de preparar a los difuntos.
Por no hablar de las pioneras en la conducción. Sus nombres han sido enviados al baúl de las olvidadas como los de las inventoras.
«No fue hasta los años cincuenta del siglo XX que el funcionamiento del ciclo menstrual se conocía».
El capitalismo y los “nuevos” templos del consumo.
Primera arquitecta austriaca. Diseñó la Cocina Frankfurt. Comunista.
Las músicas exiliadas sufrieron el cierre de sus posibilidades profesionales y vitales, como todas las mujeres y hombres que se vieron obligados a partir fuera de España para salvar sus vidas