Ver responsablemente la realidad significa ver los errores (de adaptación, de responsabilidad y de negligencia) que los seres humanos cometen o consuman en la realidad y contra la realidad. Es decir, ver la realidad es asimismo ver las acciones nocivas (para el “medio”) y las consecuencias de tales acciones que realmente los seres humanos hacen.
Pero lo que pasa es que los errores, si tienen consecuencias sociales, son INJUSTICIAS, injusticias que se contraponen al bien social o a los DD. HH. de todos los seres humanos. Entonces, es el darse cuenta de las injusticias o la percepción bien de ellas lo que objetivamente demuestra que se ve la realidad, ¡exacto!, es sólo eso en una determinación al fin de hacerse el bien o lo correcto.
No obstante, en un mundo humano en donde tantas confusiones, intereses de mercado-poder y mentiras se defienden, es muy difícil una mentalidad ahí sana, no contagiada, no implicada en favorecer a privados privilegios. Puesto que, en el fondo, debería de ser una mentalidad firme en defender sólo a la razón, sí, pero siempre rechazando lo falso y también indoblegable ante lo que intentará manipularla y, sin duda, silenciarla.
Sí, lo mismo que se educa para que alguien no conduzca un coche mal, una mentalidad ha de estar educada y autoeducada para que siempre se niegue a ayudar-beneficiar a una sinrazón o a una falsa información o a una confusión. Eso es en suma.
¡Claro!; porque, si se considera tal camino o procedimiento de otra manera, ya cada uno irá sólo estimando que las injusticias son las que, en realidad o en racionalidad, no son jamás injusticias, sino otra cosa. Es decir, ya así ningún ser humano vería las injusticias reales, sino unas “montadas”, muy inventadas, ficticias, no consecuentes de la realidad o simplemente elaboradas desde la falsedad.
Nada más evidente es eso, ya que los de un partido político siempre ven unas injusticias, los de otro partido político ven otras, los adeptos de una tendencia muy publicitada o dominante ven otras, los “aborregados” en una valoración tradicional (o aprovechada de un gran abuso tradicional) ven otras, los que siempre bailan sin más la música de un superpoder ven otras, sí, hasta el punto de que nadie verá la injusticia racionalmente real.
Obvio, los seguidores de VOX o de Milei o de Xochitl Gálvez siempre establecerán como injusticia que no se les ayude a ellos, los cazadores jurarán que es una total injusticia que no se les ayude a ellos, los cómplices de tanto machismo harán cátedra en que injustamente no se les ayuda a ellos, los que valoran contagiados por sólo sinrazones determinarán como injusticia que no se les ayude a ellos, los astutos en silenciar lo que les conviene gritarán llorando que es sólo injusticia que no se les ayude a ellos.
En fin, al final de ese maremágnum de respetadas apariencias, el que de verdad sangra razón y demuestra razón (que es sólo única base para asentarse lo que es injusticia) es ninguneado, apaleado y exterminado, ¡oh!, ¡claro que sí en indignación!, y ya… ¿para qué decir más?