El integrante del grupo de rap Los Chikos del Maíz presenta en la Feria del Libro su libro ‘Hambre’, una historia personal en la lucha contra la anorexia (viernes 22, 20.30).
VIERNES 22 OCTUBRE / 20.30. Carpa junto a la biblioteca Gloria Fuertes. Entrada libre hasta completar aforo.
Toni Mejías (Valencia, 1984), periodista y uno de los raperos que pone letra y voz al grupo de rap Los Chikos del Maíz, descubrió hace más de dos años que tenía anorexia. El camino que inició entonces lo relata ahora en un libro, ‘Hambre’, que presenta el viernes 22 de octubre, a las 20.30, en la Feria del Libro de Rivas.
¿Qué ve Toni Mejías cuando se pone frente al espejo?
Pues sigo sin reconocerme del todo, pero me voy aproximando. Reconozco que, cuando me veo en vídeos o fotos de conciertos o clips recientes, veo una persona distinta a la que veo en el espejo. Me veo más delgado y noto que todavía me faltan kilos, pero en el espejo veo otra persona y sigo viendo las dudas y los miedos de antaño. Pero me veo y veo las ganas de dejar todo atrás. Es un paso grande, pero todavía faltan muchos más para ver el reflejo real.
¿Debemos romper los espejos o aprender a mirarnos en ellos?
Debemos aprender a aceptarnos. El espejo manda un reflejo sin más, nosotros somos los que le damos una forma u otra en nuestra cabeza. Somos los que creamos los demonios y pintamos los fantasmas, pero también tenemos la capacidad de ahuyentarlos y borrarlos. Toda victoria surge a raíz de la aceptación y de la autoestima. Da igual que lo que devuelva el espejo se aleje de los cánones de belleza establecidos. Somos nosotros los que tenemos que aprender a ver lo bonito y entender que somos igual de válidos que los ideales que nos buscan imponer. Cada cuerpo es un mundo y debemos vivir con él con la mayor paz posible.
Lleva metido en una carrera de fondo ya más de dos años, ¿hay una meta?
Imagino que la meta es la cura, borrar los pensamientos negativos alrededor de la comida y volver a ser feliz con mi imagen. Realmente no lo sé, porque no la veo. Por eso ayuda tanto que otras personas te digan que dejaron esta enfermedad atrás, porque muchas veces parece que se niega a soltarte y aparece en los momentos más incómodos o cuando parece que has mejorado mucho. Es lo que más agota de todo, no ver el final. Pero me han dicho que existe y, solo por eso, ya vale la pena hacer el camino y seguir, por largo que sea.
“Para aprender a andar de nuevo a veces hace falta una mano amiga que te guíe en los primeros pasos”. ¿Es ‘Hambre’ una mano amiga?
El objetivo inicial era ese, sí. Lo que más me costó fue reconocer la enfermedad y es el primer paso hacia la salida. Si otras personas se reconocen a través de mi historia y descubren qué les pasa, ya habrá valido la pena este ejercicio de exposición que no ha sido fácil. Luego he descubierto que también puede servir para que otras personas se atrevan a contar su historia personal, ya sea en público o a su entorno más cercano. Y me ha servido para conocer maravillosas personas que me han ayudado de un modo u otro. Al final es colectivizar el dolor y la búsqueda de soluciones. Porque nos venden esta enfermedad como una derrota individual cuando no es así.
Con la salud mental sigue existiendo mucho tabú. ¿Cómo pierde uno el miedo al estigma?
Cada cual tendrá su manera. Tampoco soy experto en psicología, solo hablo en primera persona de mi historia personal. Yo recomiendo hablar sin miedo con tus personas más cercanas. Descubres que más gente cercana ha ido al psicólogo y que no pasa nada. Si te encuentras mal, si te preocupa algo, si llevas una mala racha y no sabes por qué, habla. Para aprender a caminar hay que dar el primer paso.
“Defender la alegría como una trinchera”. ¿Cuál es ahora la trinchera en la que lucha?
Hay muchos frentes abiertos. No es tan distinta esta trinchera en la que estoy con el libro a la que estoy con el grupo. El objetivo es socializar los medios de producción, pero también socializar los problemas individuales y hacerlos colectivos. Combatir la desigualdad y la precariedad ayudará a combatir los problemas mentales, pero si estos surgen, al menos que tengan una atención plena desde el primer momento. Quiero vencer la tristeza, porque es una mierda despertarse de la cama sin ganas de nada. O no querer despertar, con todo lo bonito que hay por lo que vale la pena luchar.