El pleno de octubre comenzó a las 9:30. Nuestra propuesta, que apostaba por conectar la zona de Los Montecillos con los medios de transporte, fue aprobada por unanimidad convirtiéndose en Declaración Institucional. Todo se desarrollaba con normalidad hasta el turno de las preguntas, que, para situarles, es el momento en que la oposición pregunta aquellos temas que considera preocupan a los ripenses. En realidad, muchas de esas cuestiones llegan a través de vecinos que han detectado algo que no está funcionado correctamente o que tiene un interés especial en mejorar un aspecto determinado del municipio. Por ejemplo, en este pleno preguntábamos por una queja relativa a unos contenedores en la que, los vecinos cuentan, llevan meses hablando con un Ayuntamiento que no les da respuesta.
Pasadas las dos de la tarde tomé la palabra. En la primera pregunta queríamos saber si se había incorporado Internet al catálogo de los Servicios Sociales, algo que está recogido en el Pacto de Ciudad firmado por todos los grupos.
Una iniciativa que hace meses podría parecer no prioritaria, pero que ahora, en la situación de pandemia, todos los grupos hicieron suya la propuesta que hicimos desde Ciudadanos porque entendieron que la prioridad es no dejar a nadie atrás y si permitimos que familias sin recursos se vean afectadas por la brecha digital, seremos cómplices de cómo algunos niños tienen Internet para seguir las clases y otros no. El concejal que respondía era socialista y durante unos minutos comentó los numerosos puntos donde se puede acceder a Internet en Rivas, pero eso no era lo que preguntábamos. Nosotros queríamos saber si el servicio de Internet, considerado por los Grupos Municipales como esencial en la firma del Pacto de Ciudad, ya estaba en el catalogo de Servicios Sociales y cuántas familias eran ya beneficiarias. La realidad es que detrás de esta pregunta, hay familias que están viviendo como la brecha digital impide que sus hijos estudien a la velocidad del resto. Y esto se le debió olvidar al socialista y al alcalde porque, entre los dos, permitieron que no se respondiera a la pregunta, ¿Por qué? Porque no han hecho nada y no querían reconocerlo en público: todo por una silla.
Segundo episodio. Este va sobre las ayudas a los autónomos recogidas también en el Pacto de Ciudad firmado por todos, con fotos de los mismos concejales que tenían que responder a la siguiente cuestión: ¿Por qué el Gobierno Municipal aún no ha puesto en marcha, 3 meses después, la línea de ayuda para adaptar nuestros comercios al 3.0? La concejala, también socialista, durante 3 minutos se dedicó a leer y a confundir, intentando evitar reconocer que no ha hecho nada, hablándonos de una app en la que se va a incluir a los comercios -que es una buena idea, pero se trata de otro punto del Pacto de Ciudad-. En este Ayuntamiento el uso de la réplica no les gusta, el alcalde habitualmente te corta, pero en este caso no había donde hacerlo. Le especifiqué que nos referíamos al punto 3.2.1, literalmente “Comercio 3.0/Digitalización pequeño comercio”, una línea de ayudas para la digitalización y modernización tecnológica del comercio local, autónomos y empresas. Al final, el alcalde de nuevo intervino para impedir que la realidad salga a la luz.
La realidad es que los comercios de Rivas están solos, en estos meses se han puesto decenas de iniciativas desde la oposición para ayudar a que, tanto la primera como la segunda ola, les pillase con un flotador. Pero el equipo de Gobierno, el encargado de comprar y llenar esos flotadores para repartirlos entre los afectados, han perdido el tiempo con otras iniciativas -como un certamen de cortos-. Vamos, que en vez de flotadores ha comprado patitos de goma, que flotan pero que no sirven para sostener una persona ante el tsunami que estamos viviendo.
Las preguntas continuaron y, entre otras cosas, descubrimos que en el Punto de Atención de Violencia de Género hay 5 niños en lista de espera, algo que a nuestro juicio no debería existir. También supimos que los Servicios Sociales, desbordados por la pandemia, no llegan y que las asociaciones atienden a los afectados antes de que los encargados de evaluar los casos puedan hacerlo. La concejala lo negaba y decía que perseguiría la entidad que se salte el protocolo, pero la realidad es otra, tendría que poner los medios para que las familias no tarden una semana en recibir las ayudas. Hay vecinos que viven esta situación como un infierno y no tienen recursos para enfrentarse a ella. Y ¿saben cómo surgió esta pregunta? Nuestra concejala Teresa recibió la denuncia de una familia que le explicaba cómo llevaba semanas esperando esta ayuda sin éxito. Saben lo que hizo, redactó esta pregunta y se fue a hacerles la compra en ese mismo momento. En definitiva: menos silla, menos protocolo, más calle y más respuestas.
Nosotros continuaremos preguntando para vigilar que en Rivas se hagan las cosas bien, porque hemos venido no a por una silla, sino a dejar un municipio mejor.