Activista feminista, trans y docente en la universidad Rey Juan Carlos, imparte un taller sobre intersexualidad (jueves 27, con inscripción).
JUEVES 27 JUNIO / 17.30-20.30 / Centro cultural García Lorca.
Taller sobre intersexualidad, en la Semana del Orgullo de Rivas: gratuito,
con inscripción en mujer@rivasciudad.es
«La falta de información y la invisibilidad son un hándicap»
Entrevista: Fran P. Lorenzo
Dau García Dauder (Madrid, 1973), activista feminista y trans, ha dedicado buena parte de su experiencia a luchar frente a las violencias de los dualismos. Es docente de psicología social en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. El jueves 27 de junio imparte un taller sobre intersexualidad en la Semana del Orgullo de Rivas.
Mucha gente no sabe qué se esconde tras la i del colectivo LGBTi. ¿Qué es la intersexualidad?
Más bien intersexualidades, en plural, es un término paraguas que hace referencia a la diversidad de los cuerpos sexuados que no encajan con lo que la sociedad espera de un cuerpo de hombre y de uno de mujer. Hace referencia a condiciones corporales que no encajan con la alineación dualista entre cromosomas, hormonas, gónadas, genitales o características sexuales reproductivas. Por ejemplo, mujeres XY insensibles a los andrógenos que no les viene la regla y que tienen testículos internos. Intersexualidad no alude a identidad de género, alude a diversidad corporal, más allá de cómo se sienta luego la persona como mujer, hombre o en términos no binarios (igual que el resto).
La i es también invisibilidad. Es difícil normalizar lo que no se conoce ¿Considera que la falta de representación social de las personas con diversas situaciones intersexuales es un hándicap para esa normalización?
Toda falta de información e invisibilidad es un hándicap colectivo, lo cual no quita que haya que respetar los procesos de cada persona para hablar de sus experiencias. Para ello, la sociedad tiene que aceptar más la diversidad corporal en general, y la sexual, en particular. Algo tan básico, como que no sorprenda ni genere violencia pelos en cuerpos de mujeres o pechos en cuerpos de varones, o genitales en toda su diversidad morfológica. Por otro lado, que la intersexualidad no solo tenga representación desde lo médico, desde los cuerpos fragmentados o desde el tabú y el estigma, sino que sean representaciones positivas, en primera persona, que cuenten historia y narren sus experiencias.
Hay otra sigla del colectivo, la T, que representa a las personas transexuales. Aunque las categorías son siempre reductoras, ¿qué diferencias o similitudes establecería entre transexualidad e intersexualidad?
La transexualidad hace referencia a aquellas personas que sienten que su identidad de género no se corresponde con el sexo que les asignaron al nacer. A mí me asignaron mujer y yo no me siento mujer, por ejemplo. Es un tema de identidad. La intersexualidad no tiene que ver con la identidad, se refiere a la diversidad corporal. La mayor parte de personas con alguna condición intersex se sienten varones o mujeres, igual que las que no la tienen. Si hay personas que no se sienten ni hombres ni mujeres, que no encajan con la identidad en términos binarios, entonces hablamos de personas no binarias.
Se ha referido a la violencia de los dualismos sexo/género ¿qué quiere decir? ¿La obligación de definirse es violenta en sí misma?
Con violencia de los dualismos me refiero a la violencia hacia a aquellas personas cuyos cuerpos, identidades, expresiones de género o deseos no encajan con las normas dualistas. Lo que es violento es no facilitar las condiciones pensables, vivibles y deseables para la diversidad. Definirse a veces puede ser necesario para reclamar derechos por ejemplo.
Existe una identificación atávica entre genitalidad e identidad sexual. Comúnmente se acepta que unos genitales ‘de mujer’ implican ‘ser mujer’. La realidad demuestra que esa identificación es falsa pero, ¿cómo se desmonta ese constructo social?
Genitales no implican necesariamente identidad. Hay mujeres con pene y hombres con vagina y clítoris. De la misma forma, genitales mal llamados ambiguos o más bien diversos tampoco implican identidad ambigua. El constructo se desmonta precisamente haciendo pedagogía de la diversidad. Mostrándola. A mí por ejemplo me gusta mucho mostrar la gran diversidad sexual no dualista que hay en la biología y en la naturaleza.
Todas las sociedades establecen una arquitectura administrativa y socio sanitaria que obliga a ese dualismo varón/mujer. ¿Debería el sexo dejar de ser una categoría legal, en el médico o en la declaración de la renta?
Aquí tenemos que «administrar» la paradoja de que en términos estadísticos puede ser necesario introducir el sexo, precisamente para aportar datos sobre desigualdades de género entre varones y mujeres. Y a la vez había que luchar por que el sexo no fuera una categoría necesaria por ejemplo en el DNI o para comprar un billete de avión.
En países como Alemania se ha establecido la posibilidad de adscripción, en documentos legales, a un ‘tercer sexo’. ¿Qué opina de esta vía? ¿Desmonta el binarismo o lo refuerza?
Creo es importante que se abra esa vía administrativa para aquellas personas que no se sienten ni varones ni mujeres de adultas. Adjudicar dicha categoría a un bebé recién nacido, si ha nacido con alguna condición intersexual, es presumir que su identidad será no binaria, lo cual es mucho presumir. Si lo queremos utilizar como medida política para poner «tercer sexo» hasta que decida la persona cómo se siente según se vaya haciendo mayor, entonces debería ser una medida que tuvieran en cuenta todas las familias. Por otro lado, lo más político es que no hubiera categoría de sexo. Pero con la paradoja que decíamos antes, que es una sociedad desigualitaria necesitamos datos por sexo para denunciar desigualdades entre varones y mujeres.