Como vecino de Rivas y vicepresidente de la asociación Jóvenes Unidos por la Vivienda Pública, me siento en la obligación de alzar la voz en nombre de todos los jóvenes ripenses que ven cómo sus sueños de emancipación y estabilidad se alejan cada vez más. El proyecto de vida de la juventud no puede esperar hasta el 2030. No podemos permitir que toda una generación de ripenses, nacida y crecida en este municipio, sea expulsada de la ciudad que nos vio nacer.
Las famosas 83 viviendas de alquiler asequible, que deberían haber sido un alivio para muchos jóvenes, se han convertido en un símbolo de promesas incumplidas y retrasos injustificables. Este proyecto, que lleva años en proceso, es lo más inminente que tendremos. Sin embargo, la realidad es que 83 viviendas no son suficientes para empezar a solucionar el problema existente. Los continuos retrasos y la falta de avances visibles han minado la confianza de los jóvenes. Necesitamos soluciones rápidas y efectivas, no excusas y postergaciones interminables.
El reciente anuncio de la construcción de 370 nuevas viviendas con protección pública es, en principio, una buena noticia. Sin embargo, estas viviendas no estarán listas hasta 2030, y visto el historial, no tenemos todas las garantías de que vayan a cumplirse los plazos. Además, incluso de entregarse a tiempo, siguen siendo insuficientes para cubrir la creciente demanda de una juventud que no hace más que huir de Rivas, no por gusto, sino por obligación. Necesitamos un plan que aborde la crisis de vivienda de manera más inmediata, no solo a largo plazo. Los jóvenes ripenses no podemos esperar una década para ver materializadas estas promesas y construir nuestros proyectos de vida.
La penalización de viviendas vacías, aunque bien intencionada, no aporta la solución efectiva que se espera. Esta medida no logra poner suficientes viviendas en el mercado y, de hacerlo, los precios son acorde al mercado tensionado y cada vez más inaccesibles. Hay datos que apuntan a que tenemos miles de viviendas vacías en la ciudad. Es por ello por lo que proponemos al Ayuntamiento que adquiera viviendas privadas ya construidas y disponibles, para luego gestionarlas y ofrecerlas en alquiler a precios limitados. Otra opción viable sería la rehabilitación de viviendas privadas vacías, asumiendo la administración pública los costos a cambio de la cesión temporal de dichas viviendas y garantizando su reintegro en buenas condiciones. Estas medidas, propuestas por organizaciones sindicales como CCOO y aplicadas con éxito en otros municipios de España, no son ni imposibles ni utópicas. Son soluciones reales y factibles que podrían aliviar en el corto y medio plazo la crisis de vivienda en Rivas.
Otro gran problema que enfrentamos es la especulación y el fraude en el mercado de vivienda protegida. Existen numerosos casos donde estas viviendas se alquilan de manera ilegal o se venden por encima del precio estipulado por la ley. Es fundamental que el Ayuntamiento, en colaboración con la Comunidad de Madrid, persiga estos actos de manera contundente. No sirve de nada construir vivienda pública o protegida si luego unos pocos se aprovechan de ella para lucrarse, actuando de manera insolidaria e incívica. El Ayuntamiento debe poner el foco en estos problemas y no mirar para otro lado. Necesitamos un sistema justo y equitativo que realmente beneficie a quienes más lo necesitan.
La Agenda Urbana Rivas 2030, tal como está planteada, no ofrece soluciones suficientes para la crisis de vivienda que enfrentamos los jóvenes en Rivas. Necesitamos acciones urgentes y efectivas que permitan emanciparnos y desarrollar nuestro proyecto de vida en nuestra ciudad. No podemos permitir que se pierda toda una generación por la falta de voluntad política y planificación adecuada. Es hora de que el Ayuntamiento escuche nuestras demandas y actúe en consecuencia. Los jóvenes ripenses merecemos algo mejor.