La búsqueda de un frente amplio en la izquierda no es algo nuevo, es una tarea que lleva años intentándose pero que por diversas razones en nuestro país no ha sido posible, o al menos no ha sido posible de forma exitosa como así ha ocurrido en otros países como Uruguay o Chile.
Es cierto que no es sencillo, que los acuerdos nunca son fáciles pero hoy se hacen más necesarios que nunca si no queremos que el pensamiento neoliberal y lo que es peor, la extrema derecha, continúen avanzando a pasos agigantados.
Cuando Podemos nació en 2014 recogiendo ese espíritu del 15M, lo hizo implicando a las personas a formar parte de las decisiones que afectaban a nuestras vidas, y no solo revolucionó el mapa político español consiguiendo cinco escaños en aquellas elecciones europeas, sino que bajo esa frescura, fuimos muchas las personas que nos acercamos a Podemos con la convicción de que era posible ofrecer soluciones viables y romper unas reglas de juego establecidas por quiénes estaban en las antípodas de nuestra concepción de democracia.
El objetivo era claro: ganar, gobernar y conseguir un espacio político que creciera para avanzar en derechos, intentando unir a la izquierda bajo una misma bandera.
Podemos fue generoso con otras organizaciones y lo intentó en 2016 bajo Unidos Podemos. Esa alianza de partidos fracasó porque no se logró el mismo número de votos que tenían por separado. A partir de ahí con el nombre ya de Unidas Podemos el espacio comenzó a debilitarse.
Ahora ya da igual quiénes hayan causado más o menos esa ruptura, da igual quiénes hayan tenido más o menos culpa, lo que verdaderamente importa es lo que eso significa para la clase trabajadora, para miles de personas que saben que su voto puede cambiar muchas cosas.
Porque lo que verdaderamente importa es simple. Es nuestro día a día, es lograr que podamos estudiar o ir al médico sin importar el dinero que tengamos en nuestra cuenta bancaria, es conseguir acceder a una vivienda sin tener que renunciar a nuestras vidas, es poder tener un salario que nos permita trabajar para poder vivir y no vivir para trabajar, es no tener miedo de llegar solas a casa, es poder defender la paz y no mirar a otro lado cuando una nación perpetra un genocidio sobre otra. Eso es lo verdaderamente importante, lo demás son fuegos artificiales.
La izquierda no puede permitirse más debates estériles que no solo conducen a la desilusión del electorado sino que nos llevan al deterioro de ese Estado de bienestar que tanto les costó construir a nuestros abuelos y también a nuestros padres.
Ese Frente Amplio aún está por construir. La coalición electoral Sumar aún no lo ha logrado. Lo que comenzó siendo un proyecto ilusionante no puede ser una suma de siglas sin los mecanismos de coordinación y la democracia interna necesaria entre las distintas organizaciones que lo forman.
La izquierda de hoy, pero sobre todo la de mañana, necesita hacer ese necesario ejercicio en la calle, ofreciendo soluciones articuladas a las necesidades, no a las ficciones, sin olvidar que una candidatura única y conjunta, en la que existe una amplia coincidencia programática entre diferentes organizaciones implica diálogo, generosidad, negociación y altura de miras, un gesto que se le pide a Sumar, a IU, Más País/Más Madrid, Verdes Equo, Catalunya en Comú y por supuesto también a Podemos.
No seamos personalistas, seamos colectivos, negociar es convivir y ceder algo debe servir para conseguir grandes objetivos, y esos objetivos deberían anteponerse a cualquier otro ámbito interno de partido. ¿Alguien cree aún que de haber concurrido por separado en el ámbito estatal se hubiera conseguido frenar el “tsunami reaccionario”?
¿Alguien cree aún que después de los resultados de las autonómicas y las municipales la mejor estrategia para que gobiernen las fuerzas progresistas es concurrir divididos? ¿Alguien cree que en Madrid una fuerza política por sí sola podrá echar al PP tanto en la capital como en la Comunidad?
La respuesta la hemos obtenido después de las últimas elecciones, pero también después del auge y caída de muchos “Ayuntamientos del cambio”. Madrid, Barcelona, pero también Zaragoza, Valencia, A Coruña, Santiago de Compostela o Cádiz son la viva expresión de que las divisiones internas sumadas a un entorno especialmente hostil, diluyen todo el poder municipal en un tiempo récord.
¿Y en Rivas? ¿Queremos de verdad un frente amplio? En los tres últimos ciclos electorales las fuerzas a la izquierda del PSOE no hemos concurrido juntas, ni en 2015, ni en 2019 ni en 2023, por razones de diversa índole, con razón o sin ella, con aciertos y con errores, con más o menos culpas. Sin embargo, desde 2015 todas teníamos claro que nuestro principal objetivo era nuestra ciudad y para afrontar los retos que teníamos por delante había que caminar juntas con cercanía, lealtad, serenidad e inteligencia colectiva, un trabajo conjunto en lo institucional que trasladamos a nuestras militancias pero que en la cuestión interna de nuestras organizaciones no logró materializarse y que nos dejaba a Podemos sin representación institucional. Tampoco conseguimos ese Frente Amplio.
¿Y ahora qué? Pues ahora aún queda mucho trabajo por hacer. Será tarea de todas recomponer el espacio, una tarea que no es sencilla, que implica respeto, reconocimiento y mucho diálogo y que debe priorizar lo que nos une a lo que nos separa.
En el Estado y la Comunidad, poniendo en primer plano la equidad social, la vivienda, la sostenibilidad y las políticas feministas.
En nuestra ciudad, priorizando la necesidad de nuestro cuarto centro de salud, la finalización de nuestros coles, la petición de nuestra residencia, la ejecución de nuestro Plan de economía circular, las soluciones a la vivienda etc.. Y ahí no podemos fallar, no sobra nadie, al contrario, hacen faltan más manos.
Aún estamos a tiempo de construir ese Frente Amplio. Un Frente Amplio que no puede ni debe ser un acuerdo electoral firmado a última hora en un despacho, sino que debe ser una alianza basada en el día a día, en el trabajo conjunto, en la confianza mutua, el respeto y la autonomía de las organizaciones.
Un Frente Amplio con premisas claras, como han logrado las compañeras de Contigo Navarra. Un Frente Amplio formado con las bases de un espacio político, social y cultural plural de confluencia de la izquierda verde, feminista, republicana y transformadora. Una alianza con voluntad de permanencia que respete la identidad y autonomía de las organizaciones, con una estructura permanente para una acción política unitaria De eso dependerá también el horizonte y futuro de nuestra ciudad. No se trata de que desaparezcan aliados, se trata de buscar más.
Ahora volvamos a hacernos la misma pregunta: ¿Queremos de verdad un frente amplio? ¿Queremos una confluencia estatal, autonómica y municipal? Si queremos ganar, gobernar y hacer políticas valientes, la respuesta no debería esperar. El futuro depende de nosotras y comienza a escribirse ya.