Ahora parece que todos los males que sufre y sufrirá más aún nuestra sociedad actual, son culpa de la crisis sanitaria. Pero esto es solo una mentira, otra interpretación interesada de algunos políticos y de los que verdaderamente gobiernan el mundo, que lo hacen a su conveniencia, la mayoría de las veces como ensayos de teorías economicistas y a los que solo les importamos como generadores de riqueza para sus bolsillos y meros consumidores.
Los dirigentes de la Unión Europea, ahora cambian radicalmente su estrategia con respecto a la impuesta durante la crisis del 2008/09 y, parece que quieren aplicar la de ‘incentivación del consumo’. La crisis anterior la saldaron simplemente generando más precariedad y haciendo que la pagásemos las clases populares.
La señora Merkel pasa ‘en un abrir y cerrar de ojos’ de defensora del ‘austericidio’, a defender el reparto de los dineros de la UE a manos llenas, ¿qué ha cambiado? Pues lo que ha cambiado es simplemente que, si los consumidores no tienen dinero para comprar maquinaria, coches, electrodomésticos…, que se fabrican en Alemania, su economía se hunde. Los alemanes necesitan que lo que no pueden exportar a Latinoamérica y otros países, se consuma en Europa.
Curiosamente, en el discurso de toma de posesión de la Presidencia europea de turno, que parece ha seducido a todos los presentes, la señora Merkel decía que “la solidaridad entre países europeos no es caridad, es una inversión”, y es lógico que sea ella quien lo diga, evidentemente.
Seguro que se hubiera manifestado y atendido de otra manera la última pandemia, de haber estado bien dotada la sanidad pública, suficiente personal, las UCI necesarias, más respiradores, equipos anticontaminación para todos los sanitarios, etc.
Donde porcentualmente más fallecidos ha habido ha sido en las residencias, completamente desatendidas y utilizadas con ‘parking de mayores’, por supuesto la incidencia hubiera sido mucho menor de haber estado medicalizadas, con personal cualificado y el suficiente.
¿Pero por qué los servicios sanitarios, los de atención a mayores…, o la fabricación de equipos médicos y de seguridad, no estaban a la altura de lo que se necesitaba? También la razón es clara: en los últimos años se ha privatizado una gran parte de la sanidad pública. La producción se ha trasladado a países de infrasalarios, en la sanidad privada prima la rentabilidad por encima de cualquier otro parámetro. El personal sanitario en los servicios públicos ha ido menguando día a día, los presupuestos para sanidad cada vez más paupérrimos… Los jóvenes sanitarios nuevos titulados, los investigadores…, prefieren emigrar a otros países que estar en paro o con salarios de miseria en España, precisamente el país que les ha formado.
Cierto es que se nos viene encima una crisis socioeconómica muy importante, y pareciera que es consecuencia de la pandemia sanitaria, pero yo me inclino a que, es la crisis socio-sanitaria la consecuencia directa de la precariedad económica, a la que han sometido a la sociedad las políticas austericidas de los gobiernos de derechas, tanto los nacionales como el gobierno de Europa y ni qué decir tiene, las grandes corporaciones mundiales que son quienes verdaderamente mandan e imponen sus intereses económicos ante cualquier otro.
Pero esta sociedad capitalista en la que vivimos, se mantiene de lo que vende y para eso tienen que existir compradores. Solo hay consumidores, si estos tienen capacidad para adquirir lo que los primeros quieren vender. Pero el dinero necesario solo llega a esos potenciales consumidores por vía de salarios o subvenciones de los estados. Dineros que se recaudan mediante las ventas de los productores y fabricantes y por los impuestos de los estados.
Esta economía solo puede funcionar si hay producción, venta y consumo, y eso los ciudadanos tienen que poder hacerlo… Es necesario una sociedad equilibrada que propicie el reparto de la riqueza y posibilite que todas las personas tengan acceso a condiciones de vida dignas.
J.Manuel del Castillo