Ofiuco, el “Portador de la Serpiente” sostiene con sus dos manos este ofidio en el infinito espacio del cielo. Ptolomeo la describió ya en su compendio de objetos celestes y en la actualidad figura entre las 88 formaciones estelares registradas en el cielo nocturno, siendo una de las 48 constelaciones antiguas reconocidas por los griegos alrededor del siglo V a. C.
Sin embargo, en 2016, la constelación de Ofiuco tuvo su momento en redes sociales por un comunicado mal interpretado de la NASA. ¿Por qué se lanzó este bulo? Lo que la NASA anunciaba era sólo que el Sol y por tanto la “eclíptica” también cruzaba por la constelación de Ofiuco, pero de ahí a considerarlo como el décimo tercer signo del zodiaco iba un abismo. Las 12 constelaciones marcaban desde la antigüedad perfectamente la esfera celeste. El número 12, divisible por 2, por 4, por 6 y por 3 es y ha sido “perfecto” para organizar el calendario, los meses, las estaciones, los tiempos de las cosechas, las migraciones, hasta la vida de las personas para las que las estrellas significaban “algo más”.
El caso de Ofiuco no es un hecho aislado, puesto que al igual que éste, Cetus, la Ballena, también atraviesa la eclíptica en la actualidad, pero en este caso entre Piscis y Aries.
Al tratarse de una creencia muy antigua, las reglas astrológicas no contemplan los cambios que ha sufrido la astronomía a lo largo del tiempo, sobre todo en relación a un movimiento de nuestro Sistema no muy bien conocido, que es el de la “Precesión de los Equinoccios”, un corrimiento de la dirección de nuestro eje de giro, parecido al que realiza una peonza mientras se balancea al dar vueltas sobre sí misma.
La ilustración muestra a Ofiuco en el libro del astrónomo británico John Flamsteed de 1776, con sus pies sobre la eclíptica, a la izquierda de las constelaciones de Libra y Escorpio, y a la derecha de Sagitario. Ofiuco lleva en sus manos a la serpiente, que es la constelación de Serpens, compuesta por Serpens caput, la cabeza, al oeste y Serpens cauda, la cola, hacia el este.
En la mitología antigua, los griegos asociaron la constelación a Asclepio, el semidiós fundador de la medicina, único hijo de Apolo y Coronis, el cual fue instruido en las artes médicas por el centauro Quirón, hecho por el cual, el símbolo de la Medicina, hasta nuestros días, sigue siendo la serpiente. Recordemos que Hipócrates presumía de descender de Asclepio siendo así que el juramento hipocrático comienza diciendo “Juro por Apolo médico, por Asclepio, Hygeia y Panacea…”
Según la leyenda, el dios del infierno, Hades, estaba furioso con Asclepio porque al curar a los enfermos le estaba robando almas para guardar en la Laguna Estigia. Por ello, Hades le pidió a Zeus que se deshiciera de él. Yendo de caza, antes de que el arquero Orión recibiera un flechazo involuntario de Atenea, Asclepio que se interpuso en el hecho, fue fulminado por un rayo procedente del mismo Zeus. Por este hecho se ganó un espacio entre las estrellas más brillantes del Cielo. Fue así como se formó, según la mitología griega, la constelación de Ofiuco.
En la actualidad, a la constelación se le conoce como ‘Ofiuco’ porque así fue como los romanos adaptaron la leyenda al latín. Si se siguiera la tradición griega, la constelación se llamaría realmente ‘Asclepio’, el “Domador de Serpientes”.
¿Cómo localizamos a Ofiuco? En el cielo nocturno, se puede localizar con estas coordenadas: Ascensión Recta: 17h y Declinación: 0º. Como está ubicada cerca del ecuador, se puede observar tanto el hemisferio norte como en el sur. Especialmente, hacia finales de diciembre e inicios de enero es cuando alcanza su mayor visibilidad en la bóveda celeste. Con Ofiuco recibimos el Año Nuevo en occidente.
El culto a Asclepio tuvo una rápida extensión en Roma a partir del siglo VI a. C. llegando incluso hasta Egipto, donde fue identificado con Imhotep y Serapis (dioses de la medicina egipcia). Los santuarios más importantes fueron el de Epidauro, el de Tricca, Lebén y Cos. En el año 295 a. C. aparece en Roma el primer templo dedicado a Esculapio (nombre romano de Asclepio). Estos templos alcanzaron notable fama y durante los primeros años del cristianismo el culto a Cristo fue compartido con el culto a Asclepio. De todos es sabido que los primeros cristianos “adaptaron” en cierta medida sus deidades anteriores a la nueva doctrina del cristianismo romano.
En la segunda parte del artículo dedicado a Ofiuco entraremos en los aspectos astronómicos más importantes de esta bella constelación,
Buena Primavera lectores que miráis al Cielo.