Solo desde el llamado ‘tamayazo’ en Madrid ha venido ganando la derecha elección tras elección. Muchos han sido los analistas y estudiosos que han intentado interpretar las razones de por qué ocurre ésto, cuando Madrid es una región principalmente de trabajadores y sociológicamente de izquierdas.
Y es que el ‘tamayazo’ supuso una decepción generalizada hacia los políticos, casi se demostraba que cualquiera tenía un precio y siempre había alguien dispuesto a pagarlo. Ese hecho, junto con algunos otros posteriores, han tenido una influencia decisiva y en negativo para ciudadanos sensibilizados y con capacidad de análisis.
Evidentemente, las derechas han hecho su trabajo, desde el poder y con el dinero de todos, poco a poco han ido minando los cimientos de la sociedad del bienestar: han recortado al mínimo los presupuestos de la educación púbica en favor de la concertada y privada, consiguiendo que cale lo de ‘la libertad de enseñanza’, cuando el Estado lo que tiene que asegurar es el derecho a la enseñanza en igualdad para todos; poco a poco han ido deteriorando la sanidad pública, no dotándola de recursos y/o privatizando servicios, desviándolos a la sanidad privada; se han encargado de difundir el mensaje de que ‘cuantos menos impuestos paguemos, mejor’, cuando eso va en contra de todos los servicios públicos y a favor de los que más tienen y que menos pagan; etc.
La campaña en estas elecciones está completamente polarizada entre Isabel Ayuso y Pablo Iglesias. Este último ha hecho un importante ejercicio de humildad, renunciando a su vicepresidencia en el Gobierno, para encabezar la candidatura de Unidas Podemos. Ayuso continúa con su estrategia de confrontación; hasta ahora con el Gobierno Central, no ha secundado ni un solo acuerdo de los tomados en el Gobierno o el Consejo Interterritorial, y ahora lo hace contra P. Iglesias.
Pero lo más incomprensible es que siga teniendo seguidores, continúen creyéndola los ciudadanos de Madrid: durante la pandemia abandonó las residencias, vetó la entrada a los mayores a los hospitales; ha contravenido todas las normas de confinamiento y de seguridad, los contagios en Madrid son siempre los más altos, el mayor número de muertes y los porcentajes de vacunación más bajos; recibió 16.000 millones para la hostelería y no les ha transferido ni un solo euro; la gestión de la tormenta ‘filomena’ ha sido un absoluto desastre, recibió otros 3.500 millones como ayuda del Estado y también han desaparecido; la gestión de las basuras es caótica, y todos los municipios de la Comunidad están descontentos; no existe política medioambiental, el Parque del Sureste está abandonado, sin ir más lejos…
Ayuso solo puede gobernar la Comunidad de Madrid si lo hace con Vox como partido, o absorbiendo todos los votos de Vox, y eso supondría un gobierno dictatorial, misógino, negacionista, racista y con el único objetivo de privatizarlo todo para ponerlo en manos de sus amigos, los que ya lo tienen casi todo. Las elecciones anteriores las ganaron, haciéndolo solo en el 30% más rico (en el barrio Salamanca o en la Moraleja por encima del 90% de los votos). En las zonas adineradas votan un 20% más que en las zonas pobres.
‘Que hable la mayoría’ es uno de los slogans de campaña para estas elecciones. Solo si los barrios de los trabajadores de Madrid acuden a votar, podremos cambiar el futuro de Madrid a mejor.
Cuidémonos de esos que se les llena la boca de ‘libertad’ y dicen que ‘el problema lo solucionarían fusilando a 26 millones de españoles…’.
JM. del Castillo