En las tres primeras semanas, después de haber retomado el ‘mercadillo’ de los domingos, se han conseguido 1.056 kilos de restos de verduras y frutas no comercializables ya. Todos estos restos se transforman en abono o se envían a granjas locales, para promover la “economía de cercanía” y reducir tanto el depósito en vertedero como las emisiones de carbono derivadas del desaprovechamiento de este recurso.
Se trata de un proyecto medioambiental de compostaje, por el que los tenderos y usuarios pueden reciclar los restos de frutas y verdura para transformarlos en abono.
Los residuos proceden principalmente de fruta madura y restos de peladura de las hortalizas que se venden en los puestos, que hasta ahora se trataban como residuos con destino final en el vertedero, como sucede “prácticamente en toda España”, según apunta el Ayuntamiento.
Se trata de una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento, la empresa municipal Rivamadrid y la asociación nacional GN Medio Ambiente, y se enmarca en el plan de economía circular ‘Con R de Rivas’, que pretende impulsar un modelo local de producción y consumo “más sostenible”.
Los responsables apuntan que este proyecto cuenta con unos colaboradores “de excepción”, como son los propios tenderos de frutas y hortalizas del mercadillo, que, conscientes del “desperdicio y desaprovechamiento” que conlleva destinar al vertedero el género malogrado, “participan activamente y con entusiasmo” en las labores de separación de los restos vegetales.
