Los mamíferos han perdido más del 50% de las redes alimentarias en 130.000 años
Más de la mitad de las redes alimentarias de los mamíferos terrestres han desaparecido en los últimos 130.000 años -desde el Pleistoceno tardío- debido a extinciones y reducciones de sus áreas de distribución por el planeta debido a la expansión de los seres humanos.
Así se explica en un estudio elaborado por nueve investigadores de instituciones de Dinamarca, España, Estados Unidos y Reino Unido, y publicado en la revista ‘Science’. Entre sus autores figura Óscar Sanisidro, de la Universidad de Alcalá de Henares.
“Mientras que alrededor de un 6% de los mamíferos terrestres se han extinguido en ese tiempo, estimamos que más del 50% de los enlaces de la red alimentaria de los mamíferos han desaparecido”, resume Evan Fricke, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (Estados Unidos) y autor principal del estudio, quien añade: «Los mamíferos con más probabilidades de disminuir, tanto en el pasado como ahora, son clave para la complejidad de la red alimentaria de los mamíferos».
Una red alimentaria contiene todos los vínculos entre los depredadores y sus presas en un área geográfica. Las redes alimentarias complejas son importantes para regular las poblaciones de manera que permitan la coexistencia de más especies, lo que respalda la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas. Pero la disminución de animales puede degradar esta complejidad y socavar la resiliencia del ecosistema.
Aunque la disminución de los mamíferos es una característica bien documentada de la crisis de la biodiversidad, con muchos mamíferos ahora extintos o que persisten en una pequeña porción de sus rangos geográficos históricos, no ha quedado claro cuánto han degradado esas pérdidas las redes alimentarias del mundo.
‘QUIÉN SE COMIÓ A QUIÉN’
Para comprender lo que se ha perdido de las redes alimentarias que vinculan a los mamíferos terrestres, Fricke dirigió un equipo de científicos en el uso de las últimas técnicas de aprendizaje automático para determinar ‘quién se comió a quién’ desde hace 130 000 años hasta hoy.
Gracias a datos de observaciones modernas de interacciones depredador-presa, Fricke y sus colegas aplicaron un algoritmo de aprendizaje automático para reconocer cómo los rasgos de las especies influyeron en la probabilidad de que una especie se aproveche de otra. Así, el modelo podría predecir las interacciones depredador-presa entre pares de especies que no se han observado directamente.
“Este enfoque puede decirnos quién come a quién hoy con un 90% de precisión”, indica Lydia Beaudrot, de la Universidad Rice (Estados Unidos), quien agrega: «Eso es mejor que los enfoques anteriores y nos permitió modelar las interacciones depredador-presa para especies extintas».
La investigación ofrece una visión global sin precedentes de la red alimentaria que vinculaba a los mamíferos de la edad de hielo, así como también cómo se verían las redes alimentarias hoy en día si los gatos con dientes de sable, los perezosos terrestres gigantes, los leones marsupiales y los rinocerontes lanudos aún deambularan junto a los mamíferos supervivientes.
“COLAPSO DE LA RED ALIMENTARIA”
Al trazar el cambio en las redes alimentarias a lo largo del tiempo, el análisis reveló que las redes alimentarias en todo el mundo se están derrumbando debido a la disminución de animales.
“El modelo mostró que las redes alimentarias de los mamíferos terrestres se han degradado mucho más de lo que se esperaría si se hubieran extinguido especies al azar”, indica Fricke, al tiempo que señala: «En lugar de resiliencia bajo la presión de la extinción, estos resultados muestran un colapso de la red alimentaria en cámara lenta causado por la pérdida selectiva de especies con funciones centrales en la red alimentaria».
El estudio recalca que las extinciones causaron cerca de la mitad de las disminuciones de la red alimenticia y el resto se debió a contracciones en los rangos geográficos de las especies existentes. “Restaurar esas especies a sus rangos históricos tiene un gran potencial para revertir estas disminuciones”, apostilla Fricke.
Los esfuerzos para recuperar especies nativas de depredadores o presas, como la reintroducción del lince en Colorado (Estados Unidos) y el bisonte europeo en Rumania ayudan a restaurar la complejidad de la red alimentaria.
“Cuando un animal desaparece de un ecosistema, su pérdida repercute en la red de conexiones que une a todas las especies en ese ecosistema”, indica Fricke.