Vamos a comenzar una serie de artículos sobre las constelaciones del SUR, compuestas de estrellas que muchas personas no han visto nunca y posiblemente nunca las vean si no viajan a latitudes “negativas” en términos astronómicos.
¿Por qué desde el Norte no vemos las estrellas del Sur? Parece una pregunta un tanto simple y quizás nunca nos la hemos hecho si no miramos al cielo de noche, pero poca gente sabe la respuesta. Intuitivamente, sabemos que vivimos en un espacio casi infinito y en un planeta “suspendido” en el cielo girando alrededor de una estrella amarilla y podríamos pensar: ¿Qué nos impide ver TODAS las estrellas que hay en el cosmos si parecen estar fijas y nosotros nos movemos y giramos en derredor? ¿Por qué siempre vemos las mismas estrellas en el cielo? ¿Por qué nos han dicho que las estrellas “giran” al revés si viajamos a Argentina, por ejemplo?
La respuesta es sencilla, pero no obvia y quiero que observéis la foto número 1.
Fijémonos en el punto O, que sería un observador en una ciudad del este de Canadá. Si estuviese en un lugar despejado, de noche, su horizonte estaría marcado por los puntos H. Todas las estrellas por encima de la línea de visión podría verlas, pero no las situadas debajo. ¿Por qué? Ahora sí es más sencilla la respuesta: LA TIERRA NO ES PLANA, SINO ESFÉRICA Y POR TANTO “BLOQUEA” LA VISIÓN POR DEBAJO DEL HORIZONTE.
Hay otro dato más. La Tierra no rota verticalmente sobre su eje, sino con un ángulo de 23° 5’ como se ve en la foto 2. Este ángulo hace que durante el período de traslación terrestre de 365d, cambie ligeramente la línea de visión, por lo que podemos ver algunas estrellas más que si el eje de la Tierra fuese totalmente vertical. Este cambio se va haciendo visible a medida que la Tierra realiza su movimiento anual alrededor del Sol.
También podemos observar que en el hemisferio Norte, el sentido de giro de la Tierra es el contrario a las agujas del reloj. Esto quiere decir (para que nos entendamos) que, desde Madrid, la Tierra se mueve hacia Valencia, es decir de Oeste a Este. Esto significa que cualquier punto al Oeste tiene menos horas que otro al Este, razón por la que a las Islas Canarias se les cuenta “una horita menos”. (😊) A medida que subimos hacia el Polo Norte, el “bloqueo” va siendo mayor y en el mismo Polo, prácticamente no vemos más que las constelaciones “circumpolares”, aquellas que siempre son visibles por encima de unos 30°N: Osa Mayor, Osa Menor, Casiopea, Cefeo y Draco, ó 30°S en el Polo Sur: Carina, Centauro, Crux y Triángulo Austral.
Pero… ¿Qué pasa cuando bajamos al “ecuador”? Pues que como la Tierra gira con un eje cuyo plano es el ecuador, podemos ver prácticamente todo el cielo, de seis en seis meses, porque los polos Sur y Norte estarán casi en las líneas del horizonte. Esto siempre con la salvedad de que, al estar la Tierra inclinada, algunas estrellas se ocultan y vuelven a aparecer.
Bueno, ¿Es todo? Pues NO, porque a todo lo que os he contado, hay que darle la VUELTA. (😊) Veamos: Si estamos situados en Madrid mirando al cielo, pensad en qué posición está un observador en Ciudad del Cabo o en Buenos Aires. Ayudaos de la figura del globo terráqueo (fotos 1 y 2). Pues estará así, como en la foto 5: ¡Boca abajo!
¿Qué ha pasado? La fuerza de gravedad nos obliga a estar “pegados” al suelo, razón por la que, si viajamos hacia el sur nos iremos dando la vuelta muy despacio, de manera que no nos enteraremos pero al final, respecto a nuestro punto de partida en el Norte, estaremos al revés en el Sur, por lo tanto, la Tierra girará en sentido “horario”, de Este a Oeste, las constelaciones del cielo serán distintas, girarán en sentido contrario, las estaciones son contrapuestas y el eje de la Tierra estará en el Polo Sur, donde desgraciadamente no tenemos ninguna estrella visible que lo marque, sino que la más próxima es “Sigma Octantis”, una estrella de 5,45 mag. lo que la hace inservible para localizar al Polo Sur, que se encuentra a 1° de la estrella. Para ello, se utiliza la estrella “Crux”, de la constelación de la “Cruz del Sur”, porque, aunque se encuentra relativamente lejos, es la única que puede ayudarnos a orientarnos visualmente.
Bien, comenzaremos a escudriñar el hemisferio Sur y algún día ¡¡Miraréis su cielo!!