La verdad es lo único que ama contra tanta maldad u odio en el mundo, y es lo único que lucha (ya de verdad) contra tantos que, por retorcidos intereses, hacen pasar lo que es irracionalidad por racionalidad, lo que es esclavitud sofisticada o forzada a ser normal por libertad y lo que es injusticia pura y dura por algo digno o justo.
Pero cuando me refiero a la verdad, me refiero asimismo a esas personas que la promueven y la demandan cada segundo que viven, sí, me refiero a esas personas que únicamente lo valoran todo por la verdad y lo resisten todo (ya demasiadas torturas de los intereses dominantes) por la verdad.
También, el que se digna en defender la verdad nunca puede consentir o dejar en paz (dejar impune, blanquear o no tomar una posición ética) a todo lo que se relacione con la mentira o que es netamente un producto de las mentiras como: la guerra, cualquier desconsideración con los animales, con la vida o con la misma base de la responsabilidad (que es la razón).
Así que deberá siempre contraponerse, con un imperativo ético, a lo que realmente signifique un lastre para la verdad, aunque ha de hacerlo de manera no pasiva y siempre acusadora-descalificadora (ante la sociedad), sí o sí, y no manteniendo connivencia ni complicidad con los factores que lo crean. Guste o no guste esto a los poderes establecidos.
Frente a eso, la gran mayoría está confundida y no sabe siquiera lo que es la verdad, ya que la mayoría quiere ser buena con algunas reglas del antibién, y quiere ser demócrata con algunas reglas de la antidemocracia, y quiere ser inteligente con algunas reglas de la estupidez, y quiere ser pacífica con algunas reglas de la violencia, y quiere ser generosa con algunas reglas del egoísmo, y quiere ser respetuosa con algunas reglas de la intolerancia, y quiere salvar al mundo con algunas reglas de la manipulación y, además, quiere corregir a todos con algunas reglas de la equivocación total.
Es decir, algunos (o cierta cantidad de) seres humanos quieren lo imposible y lo estúpido prácticamente según lo que hacen o lo que practican si no de inmediato pregonan o prometen a los demás todo lo contrario a lo que hacen o determinan en el mundo. Por eso, como base, antes de pretender alguien algo, ¡claro!, ha de someterse a que tenga o supere una aprobación racional, ¡claro!, y ha de depurarse de demasiadas sinrazones o mentiras que aún sigue él alimentando para la sociedad.
Y esta es una base infalible para lograrlo: Una persona buena-responsable obligatoriamente ha de dar voz siempre a todo lo que sea racional o ético, pero también a todo lo que está vetado o infravalorado o indefenso por sobreprotecciones “oficialistas” irracionales, por estéticas intocables o ya establecidas en la sociedad nunca mediante un aval exclusivamente racional, sino de otra índole interesada o mediante algún poder.
En fin, dar voz a lo que es imprescindible racionalmente (al margen de cualquier opinión, comentario o presión social) es sólo una firme actitud de defender a la razón usando sus mismas reglas; pero contra todas las mentiras que existan, ¡cierto!