Al pensar en educación de niños y niñas, solemos pensar en la educación de primaria y secundaria, pero hay una etapa anterior fundamental en el desarrollo y la personalidad: el primer ciclo de educación infantil, de los 0 a los 3 años de edad.
En un periodo tan delicado y lleno de incertidumbre para las familias, a menudo erramos pensando que las necesidades de los y las peques son solo asistenciales. No es así; la etapa de 0 a 3 años es clave para el desarrollo cognitivo, el motor, el emocional, para las habilidades sociales.
Quienes tenemos o hemos tenido hijos o hijas sabemos lo rápido que avanzan, lo increíble y maravilloso que es ver su evolución en razonamiento, desarrollo social y desarrollo motor. Cómo van descubriéndose y aprendiendo. Es extraordinario ver cómo desarrollan sus afectos, empiezan a interactuar, a sociabilizar, a sujetarse, balbucear, cómo empiezan a decir sus primeras palabras o andan con los brazos en alto para mantener el equilibrio. ¿Hay algo más divertido que ver cómo ese o esa peque que hace poco era bebé empieza a construir frases o a conjugar verbos imposibles?
El periodo de los 0 a 3 años es la etapa más importante en el desarrollo de las personas, pero es la etapa educativa menos valorada, más castigada y donde peor se trata a las trabajadoras del sector. El 95% de las trabajadoras de esta etapa son mujeres, con nóminas apenas por encima del Salario Mínimo Interprofesional que apenas llegan al 60% del salario medio nacional, lo que no se corresponde con la responsabilidad que requiere su trabajo. Son trabajadoras cada vez con más formación, adquirida a menudo fuera de su jornada laboral. En estas circunstancias, las trabajadoras están movilizándose por unas mejoras laborales, reivindicaciones a las que muestro todo mi apoyo.
En la edad de 0 a 3 años, se necesitan mucha asistencia y cuidados, pero no es una etapa meramente asistencial, es una etapa educativa fundamental. Como no se cansa de decir el sector, las escuelas infantiles son eso, no guarderías.
