En diciembre de 2022, Jara Larrosa y Olga B. Blanco decidieron abrir, para la ciudadanía ripense, un espacio de creación y arte donde la imaginación abriese sus alas y echase a volar. Lo llamaron La Libélula (Avda. Pablo Iglesias, 84 posterior). Desde entonces, allí se han celebrado talleres familiares, días sin cole o veladas creativas.
Hoy hablamos con ambas sobre mujer y emprendimiento en Rivas con el test Zarabanda.
Acabáis de abrir negocio en Rivas, ¿qué tal ha sido el arranque?
Abrimos las alas de La Libélula el 10 de diciembre de 2022 y la verdad que estamos muy contentas por la acogida que estamos teniendo. Trabajamos duro durante el 2022 para materializarlo, aunque el proyecto de La Libélula estaba en nuestras cabezas desde mucho tiempo antes. El arranque ha sido bueno, aunque no ha sido sencillo.
¿Con qué recursos contasteis?
No hemos contado con financiación externa oficial, sino con los ahorros y ayuda familiar. No teníamos muchos más recursos que nosotras mismas y una idea que sabíamos que podía funcionar bien en Rivas.
¿Por qué decidisteis montar un negocio?¿Qué os motivó?
Ambas soñábamos con tener algo propio desde hace mucho tiempo, hemos trabajado en muchos sitios y nos hemos reinventado varias veces a lo largo de nuestra vida. Después de vivir la precariedad y la falta de conciliación que existe en las empresas, trabajar para nosotras, en nuestro proyecto donde nosotras marcamos los ritmos, era importante.
Nos motivó sobre todo la necesidad de dejar de ser precarias, de conciliar con nuestras vidas y la maternidad en el caso de Olga. Somos conscientes del sacrificio que cuesta empezar algo desde 0, las horas de trabajo y los quebraderos de cabeza que supone, pero lo hacemos compatible con nuestras vidas.
¿Por qué elegisteis Rivas?
Las dos vivimos en Rivas y la verdad es que nunca nos planteamos hacerlo en otro lugar. Para nosotras era importante la conciliación y no tener que salir del barrio a diario. Rivas es una ciudad jóven con mucho potencial y con la necesidad de un espacio creativo que ofreciera actividades con un toque diferente para todos los públicos. Además las dos nos conocimos trabajando en Rivas, en los campamentos urbanos del Ayuntamiento hace casi 20 años. Tenía que ser aquí.
¿Qué dificultades encontrásteis? ¿Y qué ventajas?
Dificultades sobre todo económicas y de saber como poner La Libélula en marcha, ambas somos mujeres mayores de 35, por lo que pertenecemos, según las instituciones, a un numerosísimo grupo de supermujeres que no necesitan ayudas ni asesoramiento, entiéndase nuestra ironía.
Llevamos años oyendo hablar de emprendimiento, pero a la hora de la verdad, no existen muchos lugares a los que acudir para poder asesorarte antes de iniciar algo.
Otra de las dificultades fue encontrar un local en el que poder montar nuestro proyecto con el presupuesto que manejábamos y en la zona que queríamos. Fue probablemente lo que más nos costó, aunque ahora sea nuestra mayor ventaja. Para nosotras era importante tener nuestro negocio cerca de casa, ambas vivimos en la zona de Rivas Futura y las dos llegamos andando en cinco minutos, hemos ganado en calidad de vida.
Algunas mujeres se quejan de que el mercado laboral a veces es muy precario y rígido y la conciliación es una quimera ¿tener vuestro propio negocio ayuda o dificulta esta cuestión?
Nosotras somos de esas mujeres, pero es que no es una queja, es una realidad, es un problema que vivimos las mujeres a diario y en nuestro caso uno de los motivos de poner La Libélula en marcha.
Tener nuestro negocio, nos ayuda a conciliar obviamente, podemos organizarnos y ser dos también ayuda, aunque creemos que la verdadera conciliación llega cuando hay una estabilidad económica y te puedes permitir delegar. Tener nuestro propio proyecto implica no tener horarios, dedicarte a tiempo completo y esto no es muy compatible con la conciliación… pero sigues adelante pensando en que ya llegará el día en el que podrás encontrar el equilibrio y conciliar de verdad.
¿Crees que las mujeres, por nuestro propio contexto, dirigimos las empresas de manera diferente?
Si, por supuesto. Nosotras siempre hemos querido tejer redes con otros negocios de Rivas y, casualmente, todos los negocios con los que las estamos tejiendo son dirigidos por mujeres. Creemos que tenemos otra manera de hacer las cosas, que somos más colaborativas, competimos menos y nos alegramos por los éxitos de otras. Existe otra manera de organizarnos entre nosotras y obviamente está marcada social y culturalmente.
¿Hay alguna otra reflexión que queráis transmitir tras vuestra experiencia?
En Rivas siempre hubo mujeres valientes con inquietudes, creemos que en la actualidad hay muchas mujeres haciendo cosas, de manera oficial o extraoficial. Hay mujeres montando empresas, mujeres cuidando mujeres a través de sus propuestas o negocios, demostrando su arte, impartiendo talleres de formación, mujeres que tienen tiendas preciosas, mujeres que hacen barrio y que animan a otras mujeres a hacerlo, estamos muy contentas de poder vivir este momento y de tejer redes con todas ellas.