El invierno: estación favorita de líquenes y musgos.

Queridos lectores de Zarabanda, estamos viviendo tiempos muy duros durante estos dos primeros meses del año. Entre la extrema gravedad de la pandemia y el duro castigo que tuvimos a consecuencia de la borrasca “Filomena”, ¿qué les voy a contar a ustedes?, ya que las consecuencias las estamos sufriendo todos de manera intensa tanto en Rivas-Vaciamadrid como en Arganda del Rey y en los demás municipios colindantes. (No obstante, el artículo que presentamos lo tenía preparado y entonces nada hacía presagiar tanta desgracia acumulada.) Esperamos y deseamos, desde la revista, que, dentro de lo posible, no les haya afectado demasiado (aunque ese es nuestro deseo, sabemos que por desgracia en muchos casos no ha sido así y lo sentimos de corazón). En fin, aquí tienen el capítulo que preparé a finales de año:

El pasado mes de diciembre tuve que acercarme al Hospital Universitario del Sureste —ya saben ustedes, en Arganda del Rey—, para gestionar un cambio de datos en la tarjeta sanitaria y, aprovechando la ocasión, di una vuelta por el cerrete que hay detrás —“Cerro del Melero” se hace llamar—, para conocerlo mejor y observar su flora y fauna que, a pesar de haberse acondicionado como un enclave de interés histórico (forma parte del escenario de la Guerra Civil y más en concreto de la Batalla del Jarama), no deja de estar bien cuidado y mantiene un interés notable en este otro aspecto: el naturalista.

Y entre muchas cosas de interés, vuelvo a reparar en el poderío que en estas fechas suelen tener unos seres en los que habitualmente no reparamos: los líquenes y los musgos. Como estos enclaves calizos (y más abajo otros yesíferos) de los municipios de nuestra comarca son tan particulares, no dejan de aparecer especies muy interesantes junto a otras más extendidas.

Por aquí podemos observar musgos como “Grimmia pulvinata”, “Tortula muralis” o “Bryum capillare” y numerosos líquenes como “Fulgensia fulgens”, “Psora decipiens”, “Acarospora cervina”, “Xanthoria elegans” o “Xanthoria calcicola” (ver algunos en la imagen).

Estos humildes seres son mucho más importantes de lo que pueden parecer a primera vista y proveen a la micro-fauna de un hábitat muy peculiar y, además, revisten de belleza y espectacular colorido a las rocas y suelos. Lamentablemente, hay poco escrito sobre ello en los libros de ecología y biología, habitualmente ocupados en… ¿ambientes más importantes?

José Ignacio López-Colón

 

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