Existen dudas de muy diferente procedencia acerca de la necesidad urgente de significar con nombres y apellidos a todo aquel (si fuera posible por la cantidad) implicado o implicada en el deterioro del planeta y la dejación de funciones por parte de quien tiene la responsabilidad de proceder en consecuencia y en dirección contraria a la debacle, cuando no son los verdaderos artífices y causantes del problema.
También cabe la duda de si toda aquello que tiene que ver con las agendas tendentes a frenar, mitigar e invertir la alerta climática en la que nos encontramos, podríamos argumentarlo no en forma de evidencias, de hechos consumados y relatos sobre lo que estamos viendo y viviendo, sino como una sucesión infinita de preguntas que en el interrogante lleven implícito el razonamiento y la lógica. Una lógica que cualesquiera de las personas capaces de mantener un pensamiento sostenido durante un minuto puedan evidenciar como retóricas y, en consecuencia, dar solución.
Posiblemente no haya que viajar a “tierras lejanas” para dar fe de lo antedicho…aunque hablar de lo fácil que lo pone la señora Isabel Díaz Ayuso, se haya convertido en un recurso que, a veces, se nos vuelve en contra. No es incierto que ha sido votada por más de la mitad del electorado convencidos por alguien que, desde la tramoya, es conocedor de la estulticia y falta de pensamiento sostenido durante un minuto por una gran parte de la población. Se le ríe la gracia y gesticula la señora presidenta como un verdadero muñeco diabólico, poniendo sobre la mesa “la plantita en cada balcón de los madrileños” como gran a aportación al cuidado del medio ambiente. Es una broma pensaron muchos… pero no.
Cuando la sostenibilidad del planeta y el entorno más cercano como principio de actuación se observa a modo de posicionamiento ideológico, podemos denominar de imbéciles a quienes compran el discurso de la derecha de este país sin el temor de haber caído en el insulto. De tal forma y desde este posicionamiento podemos arrojarnos al interrogatorio como fórmula narrativa… ¿qué hacer frente a esto? La respuesta individual de cada ciudadano tal vez debería verse reflejada en las urnas, pero son estas mismas urnas las que parecen querer llevar la contraria a la lógica más aplastante, cuando dejamos que la ciencia quede al antojo de unas opiniones torticeras y cargadas de animosidad. No es nuevo, hace años el “primo de Rajoy” ya advertía como un invento comunista y perroflauta el cambio climático.
Ante esta evidencia cortoplacista en la que se mueve la derecha de este país y otros muchos de nuestro entorno, además de gobiernos y empresarios en la esfera y el entorno de China, nos arrinconan poniéndonos entre la espada y la pared, o lo que es lo mismo, entre desarrollo o cambio climático. No tardó la señora Ayuso a este respecto, declarando que la conservación del medio ambiente iba diametralmente en contra del interés de la economía y el desarrollo empresarial. Los vecinos y vecinas de Rivas no deberíamos olvidar que la presidenta ya echó el ojo a cierta zona del parque regional de sureste para propiciar una lujosa urbanización…
Cuando el argumentario se cuaja de este tipo de posicionamientos y desde gobiernos, empresas y sistema financiero se profundiza en mantener un modelo hostil y amenazante, agresivo y falto de políticas reales ante lo inminente, el planeta se va al carajo por los polos y en los meridianos asistimos atónitos a escenas y episodios que jamás habíamos visto como son tornados, inundaciones, veranos adelantados y prolongados, deforestaciones, hielos irrecuperables, contaminación por emisiones de CO2 verdaderamente devastadoras, vertidos, desecación de acuíferos, continentes de plásticos… En los meridianos y occidente asistimos al escrutinio una y otra vez de estos datos escorados hacia un lado u otro; donde el futuro para poder respirar depende de la firma de un protocolo o la renuncia a él. Se nos olvida que el clima además de una consecuencia, es la llamada de alerta.
La desvergüenza se viste de clase cuando se compra al peso los kilos de mierda que un país puede lanzar al aire. Los pobres, claudicantes y sin tecnología venden al señorito su cuota para enmierdar el planeta a cambio de unas monedas y no pedir estar a la altura de occidente… Y sí, debe ser que todo esto depende de un factor ideológico. Bolsonaro y no otro, amigo de Santiago Abascal y Vox, dejó campar a sus anchas a las empresas mas voraces y perniciosas en el corazón del Amazonas, Lula ha remitido en un 67 por ciento esa deforestación atroz.
Debe ser que la gente de la derecha y ultraderecha tienen un plan b… un planeta b, o no. Son así de estúpidos y malintencionados. La derecha de este país y el señor Rajoy en concreto gobernó gravando un impuesto al sol para quien utilizara placas solares, para mayor gloria y beneficio de la energéticas ¿o se nos había olvidado? y es que convendría recordar también que una de las primeras medidas, tras subirse el sueldo, que van a adoptar los señores y señoras de la derecha que han jurado sus cargos en ayuntamientos y consejerías es la de prescindir de los departamentos de igualdad y medio ambiente en gran parte de los territorios donde gobernarán en coalición. Muy elocuente
Mientras, la otra orilla seguirá luchando, cuestionando, hablando de sostenibilidad sin pensar a quien perjudica económicamente el beneficio de la mayoría y el cuidado del entorno. Seguiremos preguntándonos, incluso, poniéndonos en cuestión a nosotros mismos como individuos y sociedad acerca de hasta dónde estamos dispuestos y dispuestas a renunciar en materia de bienestar material. Sabemos que el crecimiento infinito no es posible y que sólo cabe continuar sabiendo renunciar y, tal vez, de una vez por todas, dejando la corrección política a un lado llamando y calificando a cada cual en función de su posición y actitudes. De censura en materia de cultura hablaremos otro día, que ya hoy hemos hablado de cultura ambiental cercenada por ineducados por voluntad.