En el momento de escribir este artículo con motivo del Día Mundial de la Salud mi aplicación de cita sanitaria de la Comunidad de Madrid me indica que la primera cita disponible con mi médico de cabecera es para dentro de 12 días, y casi me siento afortunada. Para este día, la ONU nos lanza las siguientes preguntas: “¿Somos capaces de imaginar un mundo donde el aire, el agua y los alimentos saludables estén al alcance de todos? ¿Donde las economías se centren en la salud y el bienestar? ¿Donde las ciudades sean habitables y las personas controlen su salud y la del planeta?”.
Me pregunto si ambos hechos tienen relación. ¿Tiene relación que en la Comunidad de Madrid nuestro derecho a la sanidad pública se vea día a día deteriorado con nuestra incapacidad para imaginar economías centradas en nuestra salud?
Tenemos una presidenta autonómica nostálgica de los atascos. En plena pandemia ecosanitaria no sólo dedicó los recursos públicos para beneficiar a su entorno familiar sino que además sacó de urgencia – negando el debate parlamentario – una ley del suelo y otra posterior totum revolutum donde allana nuestro suelo para la especulación urbanística dejando los controles medioambientales en recuerdo del pasado. A eso le tenemos que sumar su política fiscal “inversamente robinhoodiana” (quitarte a los pobres para dárselo a los ricos) que nos deja al conjunto de vecinos y vecinas sin los recursos necesarios con los que hacer frente a los retos que supone el s. XXI en materia medioambiental, social y sanitaria. Con este cóctel de disminución de recursos públicos, ataque al entorno natural con unas gotas de gestión gürteliana, nos encontramos entre las comunidades autónomas con menos gastos por habitante (menos de 1.000 €), el mayor ratio en enfermería (1988 pacientes por profesional, de media) y el segundo mayor en medicina familiar. No es, como nos quieren hacer creer, gastar menos para gastar mejor, sino que gastan menos para gastar peor, como todas y todos podemos ver día a día en nuestros centros de salud.
Hace más de 2 años ya que cerraron las urgencias de la atención primaria mientras nos regañan por acudir a las urgencias de los hospitales. Ocupamos el segundo puesto en el ranking de personas que no han recibido asistencia médica en caso de necesidad, mientras el gobierno autonómico presume de ser una comunidad rica. La presidenta defiende los atascos mientras más del 15% de la población madrileña sufre problemas de contaminación y otros problemas ambientales, según el INE, dejándonos en un poco honroso 4º puesto a la cabeza de población afectada.
Mientras, somos miles y miles las que sí somos capaces de imaginar, como nos pide la ONU, un mundo mejor. En toda la Comunidad de Madrid se están produciendo movilizaciones en defensa de nuestro derecho a la salud y en Rivas, hoy mismo, el mismo gobierno que sitúa a Rivas como la ciudad con mayor gasto en servicios públicos de gestión directa inicia un encierro de 24 horas exigiendo el 4º centro de salud, en coordinación a las movilizaciones ciudadanas.
Por Leire Olmeda García, con motivo del Día Internacional de la Salud.