OPINIÓN

Caos en la Empresa Municipal de la Vivienda

Las redes de Rivas ardían después del pleno de febrero. Ciudadanos propuso debatir sobre las quejas que los vecinos hacen sobre la Empresa Municipal de la Vivienda, de forma crónica y cada vez más frecuentes. Se ponía el foco sobre las deudas de la EMV con una comunidad de vecinos, que lleva meses denunciando que esta empresa pública le debe dinero y, esto, impide el correcto funcionamiento de sus edificios.

La concejala encargada de esta cuestión hizo suya esa técnica de comunicación en la que repitiendo constantemente una mentira puede convertirse en verdad o, por lo menos, llegar a tus adeptos para que te apoyen, sin cerciorarse de que los datos que aportas son una mera patraña con un único objetivo: atornillarse al sillón.

Por eso, la concejala responsable, o irresponsable, indicaba que no había deudas en la EMV, insistía en Twitter y en el pleno, esperando que nadie le pidiera explicaciones. Pero, la osada edil se olvidaba que los afectados son los que han puesto el tema sobre la mesa. Decenas de vecinos refrendan la historia, lo hacen mediante documentos oficiales, las actas de sus reuniones de propietarios donde se concluye que la Empresa Municipal de La Vivienda debe más de 35.000€.

A día de hoy, la EMV se ha puesto las pilas y, haciendo un esfuerzo sobrehumano, ha decidido pagar las últimas cuotas pendientes, las de los dos últimos meses para ser exactos. Por fin ha contestado a estos vecinos que, literalmente, confesaban estar aburridos de reclamar, de esperar una respuesta, sabiendo que el silencio era la más probable reacción de esta empresa que es de todos los ripenses.

Desde Ciudadanos creemos que mentir no es una opción en política, pero este equipo de Gobierno está acostumbrado a hacerlo sin despeinarse. Lo vimos el otro día, frente a los datos, los documentos y los testimonios de los vecinos. La concejala responsable repetía constantemente que la deuda no existía, eso sí, sin un solo dato, documento o vecino que la apoyase. Al más puro estilo de la vieja política, pidiendo un acto de fe a los vecinos.

Nosotros sabemos que la Empresa Municipal de la Vivienda debe dinero a los vecinos desde hace más de dos años, y lo sabemos porque hemos hecho un ejercicio de comprobación, porque nos hemos entrevistado con los implicados y porque el ruido de los vecinos que cuentan que la empresa pública no funciona bien es ya ensordecedor. No podemos permitir que una empresa de todos se relacione con la morosidad, tampoco que todo el mundo sepa que, cuando se les pide algo, tardan meses en contestar, -si tienes la suerte de que lo hagan y no pierdan tu queja por el camino-.

Las protestas contra la empresa se acumulan. Hay vecinos que esperan un arreglo porque las aguas pluviales entran en su edificio cada vez que llueve, existen resquebrajamientos en las paredes, elementos que necesitan reparaciones desde hace meses, quejas sobre ocupación en las comunidades… Nos preguntamos cómo hemos podido llegar a esta situación.

Esta concejala también argumentó que la única razón de esta situación es la terrible pandemia que estamos viviendo, pero la realidad es que llevamos más de un año en esta crisis y las administraciones hemos tenido tiempo para adaptarnos. Si tras 365 días así no tienen los temas al día es por un problema de gestión, responsabilidad directa de su área, no por el problema de salud pública que nos afecta a todos.

Esta estrategia de esconder la cabeza bajo el paraguas de la pandemia es muy repetida por los concejales de este equipo de Gobierno. Cuando algo no les viene bien, tiran del comodín Covid, olvidando que los vecinos no son tontos y saben que, por ejemplo, en el caso de los mercadillos, les ha llevado a devolver a estos a sus ubicaciones habituales tras más de un año. El problema no era la crisis sanitaria, era la falta de voluntad política, simplemente era más cómodo decir que con la pandemia no se podían reabrir que ponerse a trabajar en ello…

Así lo vimos cuando el alcalde tuvo que reunirse con los comerciantes para desbloquear la situación y anunciar la apertura tras un año siendo reclamada por vecinos y comerciantes, empujado por las numerosas propuestas y reuniones que ha llevado a cabo la oposición con estas víctimas.

Miren, después de un año estamos vacunando. Sí, como sociedad hemos logrado encontrar un antídoto en tiempo récord, algo tan complejo y difícil como una vacuna. Paradójicamente, en ese mismo periodo, problemas diarios gestionados por este ayuntamiento han quedado enquistados, convirtiéndose en una enfermedad crónica. La solución solo tiene un camino: trabajen para los vecinos de Rivas.

 

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