El nuevo curso escolar se ha iniciado con el mismo caos con el que la Comunidad de Madrid acostumbra cuando llega cada mes de septiembre. Alguien puede creer que ese caos responde a los ajustes necesarios al inicio del periodo escolar, que puede ser torpeza o una gestión negligente, pero la realidad que se esconde en este tradicional desbarajuste es una estrategia bien planificada que tiene como objetivo el desmantelamiento progresivo de nuestro sistema público de educación.
Así, la privatización de la gestión de las becas de comedor, ha provocado el rechazo del 70% de las solicitudes realizadas por las familias, que requieren de este servicio para conciliar su vida laboral y personal, según los datos aportados por la FAPA Rivas recientemente. Conviene no olvidar que el comedor escolar es la garantía de que muchos niños y niñas tengan acceso, al menos, a una comida al día. Frente a esta gestión, Rivas ya ha puesto a disposición de las familias el sistema de becas de comedor del Fondo de Compensación Escolar, del que se beneficiaron el curso pasado 631 niños y niñas.
El mismo problema se reproduce en todos los centros de Rivas cuando hablamos de la falta de profesorado asignado a cada uno de ellos en el inicio del curso escolar. La mala (y premeditada) planificación de la Consejería de Educación ha provocado que el 75% de los centros educativos de Rivas no haya iniciado con toda la plantilla del profesorado cubierta, lo cual, afecta a los alumnos y alumnas de nuestra ciudad.
Podemos hablar también de las obras de la segunda fase del CEIPSO La Luna o del CEIP Mercedes Vera (Hispanidad para la derecha), que han llegado justitas al inicio del curso, con siete años de retraso en el caso del primero de ellos que aún sigue esperando el necesario gimnasio, o el Mercedes Vera donde parece que los barracones se quedarán un año más, a la espera de la segunda fase. Por no hablar del nuevo espacio de 0-3 años implantado en el CEIP El Parque, abierto sin contar con las mejores condiciones para los más pequeños y pequeñas.
Todo este caos en el inicio del curso es competencia exclusiva de la Comunidad de Madrid y está siendo desatendida por su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, que parece que anda más preocupada en hacer política nacional y en marcarle el camino a su jefe de filas, a la espera de poder moverle la silla.
La educación en Madrid necesita de un nuevo rumbo, de sensatez, de rigor y de certidumbres en la gestión. Y no parece que ese sea el modelo asumido por el PP de Madrid, empeñado en desmontar un sistema que garantiza la igualdad de oportunidades para los niños y niñas.