Para la derecha son invisibles. Si sus dirigentes fueran capaces, serían capaces de generar un efecto túnel y traspasarlos como si no existieran. Usan eufemismos para referirse a ellos. Los llaman aulas modulares, por ejemplo, y dicen que son temporales, aunque pasen los cursos y sigan allí, ocupando accesos y espacios de recreo. El lector que los sufra en el colegio de sus hijos o de sus hijas ya le habrá puesto nombre a esta realidad que llevamos sufriendo en algunos centros educativos de Rivas desde hace ya demasiados años: los barracones.
Forman parte del hábitat físico del CEIPSO La Luna, como lo hacen las grúas con que se siguen ralentizando las obras de ampliación del centro. Y forman parte del CEIP Dulce Chacón, donde el alumnado tiene que cruzar parte del patio para ir incluso al servicio. Esta es la realidad de las políticas de la Comunidad de Madrid en Rivas: un desgaste continuo de servicios públicos esenciales, como la educación, para seguir favoreciendo la privatización encubierta de los mismos.
La continúa degradación de la educación pública, por parte de los sucesivos gobiernos del PP, ha generado aulas masificadas, centros educativos inacabados e incluso falta de personal docente, empujando a las familias a otras opciones, como la educación concertada o la privada (cuando pueden permitírselo), quebrando así ese cacareado mantra de la libertar de elección. La zona única escolar tampoco beneficia a las familias que, en demasiadas ocasiones, no pueden acceder al colegio de su barrio y se ven obligados a ir al de la otra punta de la ciudad, en un alarde más de no se sabe qué libertad. Y, constantemente, regatean a los ayuntamientos la construcción de centros públicos que son más que necesarios en ciudades como Rivas, con una población de 100.000 habitantes, eminentemente joven y que ha demostrado, con datos, la emergencia educativa que sufre. Y, mientras continúan atacando la educación pública, en una estrategia política perfectamente orquestada, se suma, entre otros, el escándalo de las becas a alumnado que estudia el bachillerato en centros privados de las que se podrán beneficiar familias con rentas altas de más de 100.000 euros.
La educación pública requiere de un rescate inminente que solo podrá producirse si, el próximo 28 de mayo, logramos, entre todos y todas, desbancar a la derecha del Gobierno regional en el que lleva instalada desde hace casi tres décadas y, usándolo como laboratorio de prácticas de un neoliberalismo voraz y desalmado.