Una vez instaurada la alimentación en los más pequeños de la casa, pasada la época de la alimentación complementaria, muchas familias se preguntan si ya pueden dar los alimentos en cualquier formato. Cuando se empieza la alimentación complementaria, el pediatra marca unas pautas a seguir para disminuir los riesgos a la hora de alimentar al bebé, pero ¿hasta cuándo debemos seguir estas recomendaciones? Tanto la Asociación de Pediatría Americana como la Española (aquí, aquí y aquí) se han pronunciado varias veces acerca de como presentar ciertos alimentos a los menores de 5 años, pautas sencillas que de seguirlas disminuyen el riesgo de atragantamiento. No son los únicos, pues la Sociedad Española de Otorrinolaringología también lo ha hecho tanto en su revista médica como en su web de acceso libre. Y es que hay ciertos alimentos que, aunque son muy saludables y muy ricos en nutrientes, conviene presentarlos de una manera en concreto.
Antes de ponerme al lío, quiero dejar claro que el atragantamiento se puede producir de dos maneras. Cuando un trozo de alimento se queda “a mitad”, es decir, notamos el nudo en la garganta, bebemos agua, comemos pan para empujar o directamente lo echamos, lo que ha ocurrido es que el alimento ha obstruido el esófago, es decir, el conducto que conecta la garganta con el estómago, produce ruido y permite el paso del aire hacia los pulmones. Pero cuando el atragantamiento se produce con asfixia, el trocito de alimento se ha equivocado de conducto y acaba en la tráquea, bloqueando el paso del aire de los pulmones. El riesgo puede disminuir con técnicas como no hablar mientras comemos, no alterarnos y no tumbarnos, ya seamos un adulto o un niño. Además, para los niños menores de 5 años sería recomendable presentar los alimentos de la siguiente manera:
- Alimentos redondos como aceitunas, uvas, tomates cherrys… Conviene cortarlos en cuartos y, en el caso de las uvas, sin piel y sin pepitas debido a tratarse de una fruta con unas características peculiares. La uva suele inducir a engaño porque la vemos tan blandita que no nos imaginamos que puede ocasionar algún atragantamiento, pero también es resbaladiza y eso hace que se deslice por la boca acabando en el conducto equivocado. Además, por su forma puede obstruir el conducto por completo.
- Los frutos secos siempre tienen que estar molidos. Sí, hasta los 5 años. Ni trocitos enteros ni nada, que parezca harina. La tráquea de un niño menor de 5 años tiene el tamaño de un cacahuete, de ahí que no se puedan dar enteros. ¿Pero por qué no en trocitos? Seguro que alguna vez comiendo nueces, almendras o cualquier otro fruto seco, al morderlo, se te ha escapado de las muelas rebotando por la boca. Bien, pues eso mismo le puede pasar a un niño, pero con la contra de que su boquita es más pequeña. El trocito puede rebotar, provocar una broncoaspiración y acabar en los pulmones. Ahí no se va a producir asfixia, pero sí una pulmonía.
- Las salchichas es otro alimento que se suele dar a los niños sin conocer el peligro que supone. Quizá nutricionalmente no sea lo más adecuado, pero cuando nos toca un día tan atareado que no nos da tiempo ni a respirar, puede ser un recurso rápido para dar de cenar a los pequeños. Las salchichas son muy resbaladizas, tanto que se hace muy difícil poder sacarla ante un atragantamiento. ¿Se pueden ofrecer? Sí ¿Cómo? Siempre cortadas a lo largo, nunca enteras o en rodajas.
- Frutas duras como las manzanas o verduras crudas como las zanahorias también tendrán que ser revisadas. Las manzanas se pueden ofrecer asadas, pero si las queremos crudas, pueden estar ralladas o cortadas con un rallador en láminas. Al igual que las zanahorias, aunque siempre será mejor cocinadas, en bastones y nunca en rodajas.
- Alimentos menos aconsejados nutricionalmente, pero que sí damos a los niños, serían los caramelos, las gominolas o las palomitas. Por su constitución pueden producir ese atragantamiento que no queremos, así que será mejor dejarlo para cuando tengan más de 5 años.
- En cuanto a otros alimentos como altramuces, edamame o embutido semiduro como el jamón o el chorizo, lo óptimo sería ofrecerlos pelados y partidos. Es cierto que el embutido vegetariano o vegano suele ser más blando, pero teniendo en cuenta que cada vez se asemejan más, es importante conocer esta información para poder adaptarlo cuando sea necesario.
Como ves, no se trata de si es o no un alimento nutricionalmente recomendable, sino, más bien, de si ese alimento se está ofreciendo en las condiciones adecuadas para la edad del niño. Lo de comer mejor o peor, lo dejamos para otro día.