¡A ver quién dice la burrada más gorda para que se hagan eco todos los medios…!
Últimamente se ha puesto de moda lo de “sí soy de derechas (o de ultraderecha) y sin complejos”. Y sin ningún recato se dedican a escandalizar los oídos de muchos, también a agradar los de otros pocos, con las afirmaciones y comparaciones más escandalosas: control de funcionarios adscritos a temas de género, papeles a mujeres inmigrantes a cambio de sus bebés, calificando de golpe de estado la situación en Cataluña, legalizar la tenencia de armas,…, o contra todo aquello que no se alinee con el pensamiento pseudofranquista.
Algunos creían que este tipo de gente ya no existía, que habían evolucionado, pero no, estaban ahí, agazapados, esperando su momento…, y ese ha llegado, VOX les ha abierto la puerta, y como son muchos los que han entrado, los otros partidos en los que se refugiaban (PP, Ciudadanos,…) ahora compiten por recuperarlos o que no se les vayan más. Y lo hacen poniéndose a la altura de los más retrógrados, compitiendo a ver quién hace o dice aquella originalidad, por burda que sea, que le proporcione nuevos adeptos además del minuto de gloria.
Y es que los medios de comunicación están a la caza y captura de esa última originalidad por ser la burrada más gorda, para inmediatamente difundirla a los cuatro vientos. A partir de ahí informadores, tertulianos, mesas de debate, noticiarios, etc., todos se convierten en nuevos altavoces del último ‘bocazas’ al que se le haya ocurrido la última barbaridad.
Así de esta forma, a partidos que ni existían, se les da una preponderancia y protagonismo que no merecerían si no fuera por su arrogante y grosero atrevimiento. Entre todos, medios y replicantes les hacemos su campaña gratis, les ayudamos a darse a conocer, a que muchos facinerosos camuflados se les sumen, a que otros carentes de análisis y perspectiva de futuro encuentren líderes a quienes imitar y seguir. Y es que también los exabruptos tienen mucho morbo.
Esta mañana escuchaba una entrevista a Cayetana Álvarez de Toledo, candidata por el Partido Popular para las elecciones en Cataluña, que se marchó de ese partido porque estaba perdiendo ‘sus esencias’ y que ahora vuelve porque las ha recuperado, parece ser. Una candidata para Cataluña que dice que ella no habla catalán porque eso es secundario y que afirma que la solución allí no pasa por hablar, es ‘la aplicación del 155 en su extensión más amplia posible y continuado en el tiempo’, que todos los implicados en “el golpe de estado paguen por ello” y poco menos que cualquier gobierno que no lo haga así es un traidor a la esencia, la constitución y la unidad de España… Este es el nuevo talante de quienes lideran el Partido Popular (Ciudadanos más o menos) y quienes gobernarán España si llegan a ganar.
Las derechas (PP, C,s y VOX) están movilizadas, tienen su estrategia perfectamente definida (para eso están las FAES y Aznar a la cabeza), saben cómo enardecer a su electorado (los inmigrantes, la caza, el feminismo, el aborto, la ofensa a las creencias católicas, la unidad de España,…) y juntos, por supuesto que pueden ganar.
Mientras, la izquierda, a pesar de seguir fragmentada, es capaz de dialogar, e buscar el encuentro y el consenso, de propiciar un gobierno que orienta sus políticas en beneficio del pueblo.
Pero la ciudadanía está cansada, confundida y con ganar de ‘pasar’ de todos. Puede que solo los convencidos de derechas sean los que voten.
Y este es el gran peligro. No hemos aprendido la lección de la historia: No votar los que creemos en un mundo evolucionado, más justo, que cuida el planeta, enriquecido por la diversidad respetuosa…, solo lleva a un lugar, el mismo que puso Europa (y gran parte del mundo) en manos de un dictador asesino a principios del siglo pasado. No votar los que no queremos el fascismo, es votar fascismo. Después ‘no sirve lamentarse’.
JuanM del Castillo