MARZO MUJER

Sara Latorre, de la Huella Vegana

“Rivas es la mejor ciudad para un proyecto vegano, que tiene un componente ético y moral fortísimo”

En 2012, Sara Latorre se lanzó, junto con otros tres amigos, a abrir un bar de tapas vegetariano en plena crisis económica. Lo que para muchos podría haber sido un riesgo, para este equipo fue una oportunidad: abrieron un negocio sin casi competencia. Hoy, más de una década después, Sara lidera el restaurante vegano más famoso de Rivas, con una carta repleta de platos sabrosos y sorprendentes: La Huella Vegana (Trece Rosas, 2).

Pero esta ripense tiene una satisfacción aún mayor: haber contribuido con su trabajo a un cambio cultural ya en marcha como es el respeto por los derechos de los animales y por el propio entorno. Hoy charlamos con ella sobre liderazgo y mujer en el test Zarabanda.  

¿En qué año empezaste tu negocio en Rivas?¿Con qué recursos contaste?

Lo monté en 2012, uno de los años más duros de la crisis anterior. Antes de eso, yo me había marchado a buscar trabajo fuera de España. Trabajé en Escocia, Francia o Italia. Era un contexto duro y difícil y pensamos: si montamos esto, no tenemos competencia. Entonces, montamos un bar de tapas entre tres educadores sociales y un trabajador social: Prisca, Álvaro, Pedro y yo. Fue difícil compatibilizarlo con las vidas personales y las familias, así que en 2014 lo cogí yo en solitario, decidí centrarme en la restauración y aproveché para cambiar el concepto. 

¿Por qué elegiste Rivas?

Creo que es la mejor ciudad para un proyecto vegano. Tiene un componente ético y moral fortísimo. Además, es un municipio con una ciudadanía muy participativa y comprometida. Era el municipio perfecto para montar un negocio de este tipo por los valores que promueve. 

¿Qué dificultades y qué ventajas has encontrado?

No he tenido grandes dificultades porque he contado con dos condicionantes imprescindibles: primero, no tener competencia. Emprender es un camino duro y lo primero que tienes que preguntarte es cuántas personas de las que te rodean y cuántos negocios hacen lo mismo que tú. Una vez despejas esa incógnita y tienes una idea innovadora te encuentras el 80% de camino recorrido.

La siguiente dificultad es arrancarlo y mantenerlo y ahí viene el segundo de los condicionantes. Yo tenía voluntad, motivación y la creencia firme de llevar el veganismo como bandera, pero también una red social por los años que he vivido en Rivas. Aquí conocía a mucha gente y eso ayudó. 

¿Te has encontrado con machismo en tu día a día por el hecho de ser mujer y liderar tu propia empresa?

Yo trabajo con muchas mujeres, pero es cierto que dentro del sector de la hostelería lo hay. Que una mujer lidere un negocio de hostelería no es tan frecuente. Además, siempre he sido estricta con cumplir mis obligaciones con los empleados: con las vacaciones, el cumplimiento de convenios, las horas extras pagadas o los salarios. Por eso, hay gente que lleva trabajando conmigo nueve, ocho o cinco años como empleados. 

Hemos hablado de tu función como empresaria, ¿pero qué perfil tienen tus clientes?¿hay más mujeres veganas?

Creo que las mujeres sí pueden tener más empatía y que mucha población vegana es femenina. Ahora está cambiando y ya no sucede tanto, pero antes sí. Cuando abrimos La Huella, nadie entendía qué era el veganismo, pero la población vegana sí que es activa y muy motivada con todo lo que ello engloba: es un movimiento ético, moral y político. 

Además, tengo que decir que la gente de Rivas también ha favorecido un proyecto con estos valores, incluida gente del Ayuntamiento que siempre ha apoyado que hubiera un restaurante vegano en la ciudad. 

Tras tantos años liderando tu propio negocio, ¿qué has aprendido sobre mujer y negocio?

A veces me he encontrado hombres que por ser mujer, joven y madre me miraban con otros ojos. Creo que a las mujeres se nos exige el triple de esfuerzo. Hay una frase que me gusta mucho y creo que lo ilustra bien: “Una mujer tiene que hacer el triple que un hombre para que se la valore la mitad”. 

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