Las Ninyas del Corro: “Es muy importante seguir poniéndole voz a la gente”

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El grupo de rap actúa el viernes 13 en las fiestas de Rivas, en el festival Grimey por Palestina (17.00).

Las Ninyas del Corro, Laura y Felinna, de los barrios de Bon Pastor y de Sant Adrià de Besòs, en la periferia de Barcelona. CARLA DEL TORO

El mismo día que moría asesinado en Las Vegas el influyente rapero, poeta y activista Tupac Shakur, Laüra Bonsai llegaba a este mundo. Era el 13 de septiembre de 1996, y puede que algo de la energía que dejó la partida del afroamericano recayera sobre la catalana y fuera así ‘bendecida’ con la gracia de la rima sonora.

Ella es la mitad de Las Ninyas del Corro, el dúo de rap que forma junto a Felinna Vallejo (22 años). Ambas jóvenes han trazado una fulgurante carrera en tiempo récord. Un sábado dejaron el trabajo en tiendas de ropa y, días después, eran las protagonistas del programa ‘La Resistencia’. Eso, en lo mediático. Sobre los escenarios, llenaron recientemente la sala Independence en lo que fue su primer actuación en Madrid, y ahora tienen la agenda llena de conciertos por todo el país. Con su rap ‘old school’, estilo noventero cuidado y trabajado, conquistan a dos generaciones, la suya y la de sus padres. Se conocieron en los corros de rap de la periferia de Barcelona. Y otra abrupta despedida las espoleó de manera definitiva. El 2 de marzo de 2015 murió la joven artista, poeta y rapera Gata Cattana. Y Laura y Felinna dieron un paso adelante para tratar de representar a todas esas voces que quedaron huérfanas aquel día. El viernes 13, desde las 17.00, actúan en el festival Grimey por Palestina (entradas agotadas).

Según han contado, de adolescentes acudían a los corros y batallas de gallos. ¿Cómo llegaron a aquel ambiente?
Laura. Íbamos a observar porque era el único contacto directo que teníamos con el rap en la calle, y también porque era donde nos encontrábamos siendo adolescentes. Todo el mundo pasa una etapa. De emo, de rockera o lo que sea. Nosotras nos sentimos más identificadas con el rap. Y, aunque nunca nos habíamos lanzado en el corro a improvisar, porque tampoco nos sentíamos muy cómodas en esas batallas en las que se metían los unos con los otros, observábamos y eso nos ayudó mucho a entender el rap y desarrollarlo luego nosotras a nivel lírico, de letra.

Y allí se conocieron, en estos corros de escaso público femenino.
Felinna. Éramos muy pocas y entre nosotras nos teníamos fichadas. Así conocí a Laura y era un refugio dentro de ese ambiente tan hormonado.
L. Un día empezamos a hablar, vimos que teníamos gustos muy similares y fue un alivio pensar ‘joder escuchamos lo mismo, entendemos el rap de la misma manera y qué guay poder compartir esta vivencia con una mujer como yo y no con un hombre’.

¿Cómo vivieron la muerte de Gata Cattana?
L. Fue un shock, no nos lo creíamos. Ya estábamos haciendo música juntas pero como ‘hobby’. Y esto fue un golpe de realidad, un tortazo. Nos planteamos qué está ocurriendo y qué podemos hacer para recoger el legado que estaba dejando Gata Cattana. Nos pusimos más en serio porque pensamos que se había creado un vacío y que alguien tenía que llegar al punto donde estaba ella. Alguien tenía que representar las voces que ella representaba.

“Somos esas chicas que han estado calladas durante mucho tiempo, no se nos ha dado representación, pero estamos cogiendo nuestras armas también y estamos yendo a esta guerra de raperos”

Y ser referentes así para las siguientes generaciones.
L. Sí pero nosotras, aún así, cuando decíamos ‘tenemos que hacer algo’, no sabíamos que nos iba a escuchar tanta gente o que íbamos a llegar a festivales. Pero sí teníamos la decisión de ponernos en serio, porque si a nosotras nos han faltado referentes, lo que no podemos hacer es que sigan faltando. Por eso ha sido como una lucha y de este vacío, de esta rabia, ha nacido todo. También ha llamado la atención el hecho de ser un grupo dentro del rap, porque muchas veces se ensalza esa imagen individualista, y ser chicas, porque no se conocen muchos grupos femeninos.

Pese al éxito transversal, siguen los medios colocando la etiqueta de ‘rap femenino’.
F. Ya da pereza. Hoy siguen diciendo trap femenino o hip hop femenino todo el rato. Imagino que necesitan hacer otra categoría dentro del rap para no sentirse ellos menos, porque estamos ocupando un espacio que solo estaba ocupado por hombres en su gran mayoría. Así que imagino que necesitan hacer otra categoría para que su espacio siga siendo suyo. Pero para eso estamos nosotras, para cambiar las cosas.
L. Y sin ir más lejos, estamos muy contentas de asistir a este festival, pero somos el único grupo de chicas y sigue faltando esa representación femenina, que la hay.

¿Qué respuesta están recabando del público con su disco ‘Onna Bugehisa’?
F. Estamos muy contentas. Ha sido un proceso durillo, con la pandemia de por medio y se nos hizo cuesta arriba por falta de medios. Creemos que muchas personas se han visto reflejadas en lo que decimos en el disco, es muy importante seguir poniéndole voz a la gente. L. Recuerdo acabar y escuchar el disco de principio a fin y pensar que me encantaba. Es muy gratificante estar estar contenta con el trabajo. Me daba igual que sonara o no. Y que encima la gente lo haya recibido de esta manera es maravilloso. Sabemos que hay mucho trabajo por hacer pero seguiremos trabajando y haremos muchos más discos. Y que vengan muchas chicas a nuestros conciertos que eso nos encanta.

“Nunca nos habíamos lanzado en el corro a improvisar porque nos sentíamos muy cómodas en esas batallas en las que se metían los unos con los otros. Pero observábamos y eso nos ayudó mucho a entender el rap”

¿Por qué es estética inspirada en la cultura asiática de su disco?
L. Siempre nos ha gustado mucho esa cultura, y descubrimos el concepto de ‘onna bugeisha’, mujeres samuráis guerreras del Japón antiguo, que tenían un rol muy especial porque podían estar en casa cuidando de los hijos pero, también, tenían sus propias armas para ir a la guerra. Nosotras nos apropiamos un poco de ese concepto y queríamos hacer ese paralelismo con el mundo del rap. Somos esas chicas que han estado calladas durante mucho tiempo, no se nos ha dado representación, pero estamos cogiendo nuestras armas también y estamos yendo a esta guerra de raperos.

¿Dónde se ven dentro de diez años?
Laura. No sé si haciendo música pero me gustaría estar en el mundo de la cultura sea de la forma que sea.
Felinna. A mí me encantaría seguir haciendo música de aquí a diez años, que soy muy joven. Es lo nuestro y tenemos que estar ahí.

De haber nacido 20 años antes, ¿creen que habrían llegado al mismo sitio?
Laura. Si mi padre fuese rico igual, porque habría metido toda la pasta posible para que se viera algo de mí. Pero si tengo que depender de la industria y de los medios de entonces, no lo creo.
Felinna. Es complicado, pero alguna vez lo he pensado. Si hubiéramos aparecido nosotras hace 20 años igual la Mala Rodríguez no sería la Mala que tenemos todos ahora como referente. Es muy distinta la forma de, entre muchas comillas, pegarse y darse a conocer hoy que hace 20 años.
Laura. Igual habríamos ganado más dinero siendo una Mala que ahora.
Felinna. Sí, y ahora estaríamos haciendo yoga en Instagram. Estaría la cosa chunga.

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