El tema base que desde Zarabanda se propone para este mes: las escuelas infantiles (de 0 a 3 años), nos deja poco margen para la elección de ejemplos en el mundo de los insectos. Vamos a mostrar uno muy representativo y que seguramente conozcan por tratarse de una especie bastante frecuente en nuestros campos, huertas y jardines, también en praderas secas y áreas abiertas de bosques. Se trata del nombrado en muchas partes de nuestra geografía como “zapatero”, un hemíptero heteróptero cuyo nombre científico es “Pyrrhocoris apterus”.
Los zapateros tienen metamorfosis incompleta, lo que se resume comentando que los individuos jóvenes son similares a los adultos en lo que se refiere a su morfología, observando además que no presentan estado de pupa, es decir, que la última muda ninfal originará un adulto con capacidad reproductora. Este insecto se reconoce fácilmente por su intensa coloración roja y negra (aunque hay otra especie que se parece bastante —“Scantius aegyptius”—, que a menudo aparece en los mismos lugares e incluso sus poblaciones se entremezclan. Se alimentan principalmente de las semillas de malváceas, aunque si no disponen de ellas pueden aprovechar otras muchas plantas. Son muy activos durante el día y prefieren temperaturas cálidas para su desarrollo y reproducción.
Debido a su fácil reproducción y mantenimiento, ha sido y sigue siendo una especie muy utilizada en los laboratorios para estudios de genética y del funcionamiento de las hormonas de invertebrados, entre otras cuestiones. Aunque el insecto en sí es totalmente inofensivo, sus colores avisan de que es una especie muy tóxica por ingestión, de manera que avisan a eventuales depredadores como pájaros y lagartijas para que ni se les ocurra intentar comerlos porque las consecuencias serían letales para el atacante.
“Pyrrhocoris apterus” es una especie gregaria que forma grupos amplios cuyos adultos cuidan y protegen a la numerosa prole como si de una guardería o escuela infantil se tratase. Cuando las ninfas alcanzan la madurez se incorporan a la comunidad que, de esa manera, aumenta considerablemente el número de individuos y forma una agrupación cada vez mayor, que a veces alcanza cientos de individuos, hasta que se disgrega en varios subgrupos que se dispersan para colonizar nuevos territorios.
Deseamos a todos ustedes un buen comienzo de la primavera y les emplazamos para dentro de un mes compartir un nuevo tema que relacione de una u otra manera las actividades humanas con los insectos.