La concentración de poder económico ha dado a la banca internacional y a las grandes corporaciones la capacidad de controlar los mecanismos de la economía, ponerlas a su exclusivo en beneficio.
Una economía en manos de una oligarquía financiera, que controla los países occidentales que presumen de democráticos.
Sus gobernantes puestos al servicios de estos oligarcas, han renunciado a sus obligaciones, dejando desprotegidas a las ciudadanías. De hecho han trasformado a estos oligarcas en los amos del mundo.
Sus armas se pueden definir como las armas del terrorismo financiero o terrorismo económico. Que son a aquellos actos sobre la economía que acarrean la vulneración de derechos humanos. La financierización.
Gerald Epstein, dice que “financierización significa el papel creciente de los intereses financieros, los mercados financieros, los agentes financieros y las instituciones financieras en el funcionamiento de las economías nacionales e internacionales. Un proceso por el que los intermediarios financieros y las tecnologías han adquirido una influencia sin precedentes en nuestra vida cotidiana. Dando lugar el aumento brutal de la desigualdad, ralentizado la inversión en la producción, en la economía ‘real’, ha incrementado la presión sobre las personas y los hogares endeudados y ha dado lugar a una merma, cuasi desaparición de la responsabilidad democrática.
¿Quiénes son los actores principales?
Los bancos de inversión actúan como intermediarios del mercado, ofreciendo servicios financieros a grandes empresas, la banca en la sombra —como los fondos de cobertura (también conocidos como fondos de inversión libre o fondos de alto riesgo), los fondos mutuos (o mutualistas) y los vehículos de inversión estructurada— no aceptan depósitos, sino que, al igual que los bancos comerciales, ofrecen servicios de tipo crediticio a otros bancos, cuestión en la que también participa la banca tradicional. Y la participación del crimen organizado.
La «reestructuración» de la economía, el comercio y las finanzas en un mundo dominado por el neoliberalismo ha provocado la globalización del crimen. Mientras los sistemas estatales se desmoronan bajo el peso de la crisis financiera, el crimen organizado comienza a jugar un papel dominante en la economía y la política de los estados, a la vez que aprovecha la desregulación del sistema financiero internacional para «lavar» su dinero mal habido. El crimen se ha transformado, de esa forma, en parte integrante del sistema económico internacional, con trascendentales consecuencias sociales, económicas y geopolíticas.
Y cuando hablo de crimen organizado, incluyo no solo a las clásicas mafias, hablo también de los crimínales que evaden impuestos, que roban los impuestos. Por tanto para mi crimen organizado son, las clásicas mafias, los evasores de impuestos y las guaridas financieras, mal llamadas paraísos fiscales.
En todo el Mundo, la corrupción, estimulada por la desregulación financiera, está minando las economías nacionales y empobreciendo a millones de personas. El estos crimínales se han infiltrado en las finanzas y la banca internacionales. Tanto en países industrializados como en desarrollo, el sistema estatal está en crisis y estas mafias se han transformado en importantes actores de la política económica y social de los gobiernos.
En este ámbito, bancos «respetables» rutinariamente ignoran la línea divisoria entre capital organizado y capitalismo criminal organizado, prestándose al lavado de enormes cantidades de dinero, mientras la reestructuración del comercio y las finanzas mundiales tiende a favorecer la «globalización» de prácticas económicas delictivas.
De esa forma, las fechorías de los pequeños delincuentes son destacadas por la prensa y la policía, mientras las funciones política y económica de estos criminales, que operan como entidades comerciales legítimas en el mercado mundial, son vistas robando naturalmente como parte del sistema.
El efecto de estas guaridas financieras es una masiva evasión fiscal, inmensas reservas de fondos corporativos bajo la forma de dinero libre de impuestos y una fuga de capitales de tales dimensiones que deja a las economías nacionales, ya débiles y severamente endeudadas, devastadas e incapaces de funcionar. Esta huida de miles de millones de dólares reduce dramáticamente los ingresos del fisco, paraliza los programas sociales, incrementa el déficit presupuestal y estimula la acumulación de una gran deuda pública.
El papel del tráfico ilícito y el lavado de dinero en el agravamiento de los problemas de la deuda nacional es particularmente importante. La caída del precio mundial de los artículos de consumo y la resultante crisis de la deuda de comienzos de los años 80 contribuyeron a diezmar los ingresos de la exportación en los países. Luego, cuando la deuda aumentó, los acreedores internacionales impusieron los programas de ajuste estructural instigados por el FMI, que requieren estrictas medidas de austeridad, el remate de las industrias del Estado, el congelamiento de la inversión pública y la reducción de los créditos a agricultores e industriales. El desempleo desenfrenado y la caída del salario real resultantes provocaron una crisis de la «economía legal».
El colapso simultáneo de las exportaciones y los mercados domésticos creó un vacío en el sistema que permitió una dramática expansión de la economía clandestina. En muchos países, la producción ilícita se transformó en el sector fundamental de la economía, la principal fuente de cambio de moneda y un campo fértil para las organizaciones criminales.
Voces contra la globalización. Una reflexión sobre el funcionamiento del mundo actual.
Este enlace son siete vídeos os permitirán conocer mejor las razones de que el pueblo, los pueblos deberíamos trabajar contra esta globalización neoliberal y los amos del mundo.
¿Otro mundo es posible? es una serie documental producida por Televisión Española (TVE) y dirigida por Carlos Estévez, en la cual se abordan diversas temáticas de gran importancia, como son: la “política económica neoliberal, el funcionamiento de los grandes organismos internacionales, la pérdida de poder político en beneficio de las grandes corporaciones económicas mundiales, la debilidad de la llamada Sociedad del Bienestar en Europa, la explotación laboral y la inmigración. Pero también se examinan las privatizaciones, el papel de las industrias farmacéuticas y las grandes pandemias, el nuevo rol latinoamericano o los movimientos indigenistas” (TVE).
La serie documental cobra vida a través de las voces de 54 personalidades de todo el mundo que han opinado acerca del fenómeno llamado globalización. Estas voces afirman que no están en contra de este fenómeno pero sí en la forma en que se está llevando a cabo.