ncharcado siempre en polémicas estériles, que tan solo buscan crispar a la sociedad y enfrentarse con el Gobierno de España, el gobierno de la Comunidad de Madrid sigue arrastrando muchos debes en su expediente. Uno de ellos tiene que ver con la ausencia, durante años, de una estrategia pública y sostenible de recogida de residuos, fundamental para abordar el reto que nos plantea como sociedad el cambio climático.
De poco sirve que los ayuntamientos hagamos nuestros deberes cuando la Comunidad de Madrid, que tendría que estar coordinando y promoviendo políticas medioambientales entre los municipios, prefiere mirar para otro lado y dejar que se enquisten los problemas. El Ayuntamiento de Rivas, a través de su empresa pública Rivamadrid, ha realizado un importante esfuerzo para mejorar la recogida y el tratamiento de residuos. Contamos con una estrategia de economía circular que está empezando a dar sus frutos, hemos implementado el quinto contenedor en la práctica totalidad de la ciudad y las composteras son una realidad en muchos domicilios de nuestra ciudad.
¿De qué sirve este esfuerzo de la administración y de la ciudadanía de Rivas cuando apenas a diez kilómetros de aquí tenemos el vertedero y la incineradora de Valdemingómez, emitiendo gases y malos olores al aire que respiramos?
Lamentablemente, el vertedero de Valdemingómez es ya un viejo conocido entre los vecinos y vecinas de esta ciudad.
En el último pleno, por enésima vez, volvimos a reclamar que se lleven a cabo los trabajos y las medidas necesarias para poder proceder a su cierre. Pero desde el Ayuntamiento de Madrid y desde la Comunidad de Madrid parecen ir encaminados a todo lo contrario, a prolongar su vida útil. Recientemente, el gobierno del PP ha anunciando que se van a incinerar hasta 10.000 toneladas de basuras más al año con el único objetivo, parece, de beneficiar a la empresa que gestiona la instalación. Una instalación que tiene caducada la Autorización Ambiental Integrada, es decir, que está incumpliendo la normativa y que, entre otras cosas, evidencia lo lejos que están las dos administraciones de políticas encaminadas a alcanzar el objetivo de residuos cero.
Esta es una de las muchas derivadas a las que nos enfrentamos los ayuntamientos comprometidos contra el cambio climático. En Rivas lo tenemos claro: residuos cero, eficiencia energética, comunidades energéticas locales, movilidad sostenible y creación de nuevos espacios y zonas verdes. Frente al negacionismo climático de la extrema derecha, al que se apunta el PP, en Rivas tenemos un gobierno comprometido con la transición ecológica y con los objetivos de desarrollo sostenible.