Tiempo de mujeres

Lectura del Manifiesto 8M 2023

Pensar en la Historia (con mayúscula) de Rivas es también pensar en historias de hombres: alcaldes, líderes de cooperativas, aquel médico o este otro torero célebres. Una historia que no se entiende, como reclama el movimiento feminista, sin esa “herstory” (la historia de ellas, en inglés). Porque también fueron cooperativistas, políticas, activistas vecinales y tantas cosas más que conforman la historia de nuestro municipio.

Una de esas historias de hombres comprometidos nos lleva a Covibar 2, uno de esos desarrollos que contribuyó a ir construyendo nuestra ciudad, y a un despacho muy especial que ha sido una referencia durante décadas para el tejido empresarial que fue asentándose en Covibar y en todo Rivas: el despacho de Ernesto García Prieto y su asesoría fiscal, laboral y contable.

Aún hoy, el compromiso de Ernesto con esta ciudad hace que sea el presidente de Covibar 2. Sin embargo, en el “trono” de su despacho se sienta una mujer desde que Ernesto se jubilara el pasado otoño. En unas paredes repletas de diplomas y reconocimientos con el nombre aún de Ernesto García Prieto, tras un amplio y antiguo escritorio de madera, nos recibe ahora Cinthia Sánchez Moral.

Tras una errónea primera impresión de timidez, nos encontramos a una profesional de apenas 32 años que además de hacerse cargo de la asesoría está acometiendo un ambicioso plan de modernización que llevará el despacho a ampliar sus servicios. Estudio, trabajo y esfuerzo llevaron a Cinthia Sánchez hasta aquí, en jornadas laborales interminables para compatibilizar el nuevo reto con otra de sus empresas y con su vida personal y familiar.

Como Cinthia, se multiplican las mujeres que toman las riendas de sus vidas para asumir posiciones de liderazgo que antes ocupaban hombres. “¡Dilo, Reina!”, exclama una expresión juvenil, de una generación en la que las mujeres rompen el muro del silencio y el que se les ponga por delante. Pero, ¿cómo llegan las mujeres a la cúspide? El camino sigue siendo escarpado.

Mamá, ¿quiero ser feminista?

En el momento de nacer, empezarán a hablarnos y a educarnos de forma distintas según el género que se nos asigne. Si es niña, probablemente, le harán la incisión en las orejas que le permita llevar pendientes, aunque ya no la vistan de rosa.

Empieza un largo camino para padres y madres: ¿cómo educar a tus hijos desde valores de igualdad de género, sin reproducir roles habitualmente inconscientes? Es la pregunta que tratan de responderse Eduardo Moreno e Irene Fernández, padre y madre de Edu y Abril. Y en una sociedad aún machista, la dificultad está servida.

Esta familia nos cuenta que el grupo social es tan importante que los niños copian de ahí sus referentes. Por ejemplo, a Edu (hijo) le gusta el fútbol igual que a sus amigos. “Es un tema social, de integración, más que de valores o gustos”, explica Fernández. Esto hace que se sigan replicando los espacios segregados en los patios de los colegios. Los niños en el campo de fútbol del centro del recreo y las niñas relegadas a otros espacios y actividades. “No puedes imponerles unos gustos” explica Fernández, pero sí tratar de aportarle referentes femeninos distintos, como darle a conocer a Sara García, la astronauta española, o hablar bien de las profesoras como fuentes de autoridad, equiparando a las “princesas” como un referente más entre otros también positivos.

Por otro lado, Irene Fernández reflexiona sobre que “a los niños no les pedimos que no les guste los coches o la ropa “de chico”, pero a las chicas se les pide que no vistan de rosa”, una doble vara de medir que cree que no es justa y que nos debe invitar a reflexionar. Más optimista es con el trabajo educativo que se realiza desde los centros escolares: “Hemos notado en el Dulce Chacón que se está trabajando el tema de los patios inclusivos y ayuda a que haya bailes, juegos de mesa, rincones de lectura, música y alternativas”, afirma. Esto consigue integrar a chicos que no quieren hacer deporte y multiplicar las opciones que tienen tanto niños como niñas.

“Aquí hay una perspectiva de género, desde el AFA y desde el profesorado, todo el mundo se implica”, cuenta Irene Fernández. Por ejemplo, el año pasado, en un proyecto mural con pintores se consiguió que hubiera una presencia equilibrada de artistas hombres y mujeres. Un trabajo específico del 8M, pero un enfoque de género que permea a lo largo de todo el curso.

La edad del pavo

Mientras los niños y las niñas son más receptivos a estos mensajes de igualdad, hay una edad en la que los roles de género irrumpen con fuerza: la pre-adolescencia. “Hay una tendencia aún a los novios y el me he casado con no sé quién”, dice Irene Fernández. Ella cree que hay pequeños avances, más grupos mixtos de niños y niñas que forman amistad, que se mezclan más y celebran juntos sus cumpleaños.

Sin embargo, esta madre detecta un cambio muy temprano en torno a los 10 años, cuando “ellas ya son más adolescentes, más maduras que ellos”. Alerta sobre la temprana “sexualización” de las niñas, ya que es el momento en el que cambia la relación con su ropa y con su cuerpo. “Con 10 años ya hacen twerking”, se ríe Irene, intentando tomarse con algo de humor este reto educativo.

El Poder: sustantivo masculino singular

Allí donde se toman las medidas que deben promover la igualdad, también queda mucho por hacer. En el ámbito municipal, como detalla Aída Castillejo en su artículo de este mes, el número de alcaldes (hombres) sigue siendo cuatro veces mayor que el de alcaldesas (mujeres).

No solo queda mucho por hacer, en opinión de la mujer de Izquierda Unida que ostenta hoy el bastón de mando, sino que “el trato hacia una mujer alcaldesa es muy distinto que el que reciben los alcaldes”, denuncia Castillejo. Aquellas mujeres que tienen un perfil de relevancia pública son objeto de mayor escrutinio que sus homólogos y se les cuestiona por aspectos, como su vestimenta, aspecto físico o vida privada, por los que los hombres apenas son interpelados. La virulencia de las críticas en redes sociales también se eleva cuando los objetivos son políticas mujeres.

En pleno año 2023, sigue pasando que “soy la única mujer, en la gran mayoría de reuniones”, señala la alcaldesa. En este contexto difícil y hostil, ¿cómo llega una mujer joven a ostentar el mayor puesto de responsabilidad a nivel local? “Una mujer no llega a ejercer un liderazgo como una alcaldía si no tiene detrás una organización feminista que cree y trabaja por ello”, defiende Aída Castillejo.

Mujeres sí, cuotas no

En la bancada de la oposición, destaca la figura de Janette Novo (concejala y diputada autonómica). La líder del Partido Popular de Rivas pone en valor a su formación y recuerda que “la primera presidenta del Congreso, la primera presidenta del Senado y la primera Defensora del Pueblo fueron mujeres del PP”. Comparte el diagnóstico de la alcaldesa de que siguen faltando mujeres, pero disiente radicalmente en las medidas a tomar al respecto, cuestionando las cuotas como medida para garantizar la paridad: “Yo no quisiera estar en ningún sitio por ser una cuota”, afirma Novo que cree que “debemos estar en el sitio que nos merecemos por nuestra valía”.

Preguntada por esas barreras que ha podido encontrarse, Janette Novo responde: “mi género jamás me ha supuesto ninguna dificultad ni me ha afectado en absoluto”. No obstante, esta política no quiere cruzarse de brazos. Novo sigue defendiendo que hay que trabajar contra la brecha salarial, por la conciliación y por seguir fomentando el acceso de las mujeres. Y pese a todo ello, hace un diagnóstico optimista, cuando afirma que “durante años las mujeres no han sido tenidas en cuenta para las grandes decisiones, pero en cuatro décadas hemos conseguido ser uno de los países más justos, más igualitarios y más feministas”.

Pero no todo es un camino de rosas para una mujer del Partido Popular en Rivas. Para que una mujer llegue a posiciones de liderazgo tiene que “no tener miedo”, según Novo. En su experiencia, al igual que la alcaldesa, el acoso en redes sociales es un problema omnipresente que ella padece a manos de “grupúsculos de ultra izquierda” y “extremistas multiplataformas”, ante los que le gustaría haberse sentido más arropada.

Redes sociales hostiles, frente a partidos amables

Más contundentes se muestran desde Más Madrid Rivas: “sin duda, la política es un espacio masculinizado”, sentencia Charo Sandoval. Esta política recibe habitualmente el insulto de “Charo”, un término despectivo recurrente en los trolls de la extrema derecha. Desde al menos 2019, el movimiento feminista ha tirado de sentido del humor para reapropiarse del término con campañas como #JeSuisCharo o como un artículo reciente escrito por esta co-portavoz.

En su caso, Charo Sandoval identifica “la sobrecarga de trabajo doméstico, de cuidados, la hiper-responsabilidad” como dificultades específicas que siguen encontrándose las mujeres para poder encarar la participación en política. Son dos mujeres, “Mimi” y ella, las co-portavoces de este partido, en el que “las dinámicas de participación del partido favorecen liderazgos más compartidos, más integradores, donde no prima tanto el ordeno y mando como la voluntad de aportar y generar un espacio amable”, sostiene Sandoval.

El reto de liderar sin pedir permiso y sin replicar roles masculines

Otra candidata mujer es Vanessa Millán, cabeza de lista por Podemos Rivas en las próximas elecciones. Ella enfatiza que, además de la cuestión numérica de las mujeres en política, están “las formas”. Por eso, defiende que -también algunos hombres- están adoptando una “feminización de la política que supone acabar con la dureza al relacionarnos, propiciar la diversidad, la cooperación frente a la competición”. Una filosofía que podría plasmarse próximamente si se produce un acontecimiento insólito: que las tres mujeres de estos tres partidos (Izquierda Unida, Más Madrid y Podemos) consigan ir juntas en una misma lista y entenderse allí donde tantos hombres de sus partidos han fracasado antes que ellas.

Pero no es fácil ejercer un liderazgo de forma distinta, siendo mujer: “en ocasiones, puede valorarse como una falta de autoridad y nos obliga a demostrar nuestra valía por encima de lo que se le pediría a un hombre”, confiesa Millán. En lugares masculinizados como Rivamadrid, ha tratado de “ejercer el liderazgo sin pedir permiso, desde nuestra capacidad para explicar y demostrar que se consiguen mayores logros desde posiciones más abiertas, conciliadoras y dialogantes, frente a escenarios políticos más agresivos y difíciles”.

Cuando llegar cuesta el doble, las Leyes ayudan

En Rivas, también es mujer la vicealcaldesa Mónica Carazo, cabeza de lista del PSOE, artífices de la Ley de Igualdad del 2007 y co-autores de la nueva Ley de Paridad que acaba de aprobar el gobierno estatal. Para Carazo, una mujer llega a ser líder con “trabajo, compromiso, esfuerzo y dedicación”, pero en una sociedad machista eso no siempre resulta ser suficiente. Ahí entran las leyes, garantizando la presencia de mujeres en los ámbitos de toma de decisiones donde habían estado excluidas por ser un “espacio históricamente masculinizado”.

Pese a los retos pendientes, Mónica Carazo cree que “cada vez somos más las mujeres que damos un paso al frente y accedemos a puestos de responsabilidad en política”. También se enorgullece de que las principales responsabilidades de su formación a nivel local recaen en mujeres. Pero, ¿qué ocurre cuando las mujeres llegan, cambia la forma de liderar?

Liderazgos ¿diferentes?

Mónica Carazo (PSOE) cree que las mujeres aportan “la visión de la mitad de la población, más humana y más próxima a los problemas de la gente”. Una sensibilidad que ella cree que es compartida por todas las candidatas. Para Janette Novo, en cambio, “las mujeres no somos especiales ni diferentes al ejercer el liderazgo”. Habría tantos estilos de liderazgo distintos como personas.

Vanessa Millán añade una distinción entre que entren mujeres en roles de liderazgo y que esos liderazgos sean feministas, poniendo el ejemplo de los estereotipos masculinos que reproducía Margaret Thatcher (por ejemplo, forzando un tono de voz más grave). “Creo que el liderazgo femenino está basado en el respeto, la serenidad y la empatía”, sostiene Millán, citando a Yolanda Díaz como referente positivo.


Esa horizontalidad es destacada también por Aída Castillejo, que afirma: “ejercemos la autoridad, claro, pero lo hacemos desde otra mirada más sosegada”. Algo que se realiza, según ella, “no sin esfuerzos”, ya que es el liderazgo masculino el que aprenden e interiorizan tanto ellas como sus equipos, por lo que hay que desaprenderlo. Son las líderes de sus partidos, pero no suelen pecar de “egos desmedidos”, en opinión de Charo Sandoval, por influencia de ese rol femenino en el son “históricamente cuidadoras”.

Lo que está asegurado es que, después de las próximas elecciones, habrá una mujer al frente de Rivas, como en tantas empresas y entorno en los que los liderazgos de mujeres -independientemente de cómo los definamos- han llegado para quedarse.

CIUDADANOS: Un candidato que cree en la igualdad.

Pareciera que todos los partidos, incluso Vox, han elegido a mujeres como cabezas de listas para estas elecciones municipales, pero no: Jorge Badorrey es la persona que liderará la lista de Ciudadanos (Cs) a las elecciones municipales.

Lejos de ver este fenómeno feminista con extrañeza, Badorrey cree que debemos “felicitarnos” de que haya tantas candidatas mujeres, ya que eso “muestra que ha habido un gran trabajo por la igualdad en el municipio”. Desde Ciudadanos, valoran positivamente el feminismo como “lucha de toda la sociedad en la que aún se tienen que hacer muchos avances” y apostilla que “nuestra máxima es que no puede existir la igualdad sin libertad”.

Sin embargo, no considera que el liderazgo sea una cualidad que pueda llevar el adjetivo de “feminista”. Explica que “el liderazgo es una cualidad humana, que no entiende de géneros”, mientras que -en su opinión- la clave del éxito para el liderazgo es “liderar con los demás y no sobre los demas”.

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