El tiempo pasa volando y tú hijo o hija solo será pequeña una vez. Esto puede parecer obvio, pero hay que recordarlo.
La crianza es un reto enorme: los primeros años pueden ser difíciles, llenos de nuevos retos, ajustes y cambios en nuestro estilo de vida. Pero también es una etapa fugaz, que solo tendremos oportunidad de vivir y disfrutar en una ocasión. Una etapa maravillosa donde nuestro peque comienza a conformar la persona adulta que será en un futuro.
Los niños y niñas llegan a un mundo de adultos estresados y con prisa, donde vemos cada día como mamás y papás sufren por no pasar tiempo con sus peques, porque creemos que cuanto más tiempo pasemos con ellos, mejor. Eso sería lo ideal, pero depende también de la calidad del tiempo que les dedicamos. Puedes pasar toda la tarde en casa con tu peque, pero tener que atender el teléfono, el ordenador u otras tareas. El tiempo de calidad lo logramos poniendo nuestra atención en los niños, comunicándonos, practicando la escucha, conociendo sus intereses e inquietudes y proponiendo actividades que respondan a ellos. Sentirse atendido, escuchado, saber y ser conocedor de que ese tiempo es para compartir en familia, lo hará tiempo de calidad.
El mero hecho de estar con el niño o apuntarle a actividades que nos gustan a nosotras, es decir, la mera presencia o tomar las decisiones por ellos, no hace de ese tiempo compartido tiempo de calidad.
En La Libélula realizamos propuestas de arte&juego para compartir en familia, donde os recomendamos dejar el móvil fuera y centraros en descubrir y disfrutar con vuestros peques. Espacios diseñados a su medida, en los que siempre hay padres y madres dentro de la piscina, pintando murales o construyendo estructuras gigantes como uno más porque cuando ponemos nuestra atención en la infancia, también renace nuestra niña interior.
No te pierdas la infancia de tus hijos o de los peques de tu entorno. No es un periodo tan largo y cualquier día te verás pensando: pero ¿cómo han crecido así de rápido?
