“Todo el pasado se quiere apoderar de mí y yo me quiero apoderar del futuro”. Esto que escribió nuestra querida Gloria Fuertes bien podría reflejar lo que ahora impele al conjunto del municipalismo y por tanto también a nuestra ciudad, Rivas. Somos lo que somos porque antes otras personas estuvieron, y no podemos más que estar agradecidas, porque sin ellas, este municipio no sería lo que hoy es.
Y, sin embargo, el tiempo pasa de manera inexorable acompañado, por desgracia, de unos cambios globales que parecen tener mucha más prisa que la poeta, que decía también aquello de “no puedo detenerme, perdonad, tengo prisa”.
Durante este pasado mes de abril hemos asistido con preocupación a unas temperaturas récord. Pareciera que alguien ha pulsado el botón de eliminar la primavera, y ese alguien no es otro que nosotras y nosotros. Las diferentes crisis que nos han acompañado y nos acompañan desde hace pocos años son motivo más que suficiente para, sí, repensarnos no solo como ciudad sino también como sociedad. Las crisis sanitaria, climática y económica nos recuerdan que el camino que emprendimos hace tiempo – si bien puede que acertado entonces – ha alcanzado una encrucijada en la que debemos decidir bien por dónde debemos continuar.
Es en ese cruce en el que, como equipo de Gobierno, como vecinas y vecinos ripenses, nos situamos ahora. A un lado, el mundo que ya relató Ernesto Sábato en ‘Ensayo sobre la ceguera’. Al otro, la esperanza de un futuro, la posibilidad de una ciudad en la que poder seguir viviendo, el sendero que iniciamos hace dos años con el proceso ‘Rivas, Párate a Pensar’.
Estamos a tiempo de, sin condenar lo realizado, reconfigurar nuestros modelos, apostar por ciudades habitables, amables, verdes, seguras y sostenibles. Esa es la Rivas que queremos, y es la que definirá nuestra Agenda Urbana, un programa ya avanzado que busca hacer realidad todas las propuestas que habéis y hemos estado realizando todos estos meses, un proyecto que piensa en una localidad con servicios públicos más fuertes, con más zonas verdes, con otras formas de moverse y relacionarse; una suerte de cuaderno en el que está plasmada la Rivas de las próximas décadas.
Hace muchos años, un grupo de personas tuvo un sueño, un sueño que fue Rivas, un deseo que se ha cumplido hasta lograr convertir un pequeño barrio en un gran municipio del que nos sentimos orgullosas. Gracias a ese sueño estamos hoy aquí. Ahora, por todas esas personas, por las que aquí estamos y por las que vendrán, no podemos si no sentarnos a soñar en el día de mañana. Y lo haremos como siempre lo hemos hecho, de forma conjunta.