Artículo de opinión del periodista Abel de Lamo.
En estos inicios de la IA y las redes sociales las corporaciones tecnológicas, empresas de enorme poder y multimillonarias, ya dominan el mundo de la comunicación y los negocios, especialmente en EEUU./Silicon Valley, con liderazgo en inteligencia artificial, biotecnología, semiconductores, tecnología espacial y cuántica, etc, (datos Universidad de Harvard). Destacan, entre otros CEOs y empresas, Zubergerg (Meta/Facebook), Cook (Apple), E. Musk (X, Tesla), Bezos (Amazon), S. Pichai (Google), A. Wang (Scale IA), M. Seleyman(Microsoft AI), Altman (Open AI), que decía recientemente » mis hijos ya no serán más listos que la IA», etc.
Bastante cerca está China con liderazgo en tecnología cuántica y aeroespacial, biotecnología, energías renovables, macrodatos e IA y acceso a litio, cobalto, magnesio y tierras raras, etc. Y como corporaciones importantes TikTok, Alibaba, Deep Seek (IA de bajo coste y alto rendimiento), Manus AI, Deep Robotics, Baidu, Tencent, etc. A nivel menor están Rusia, que desarrolla sobretodo tecnología de seguridad y armamentística y Europa/UE que, hasta ahora muy fragmentada y con una presencia menor en desarrollo tecnológico (Finlandia, Dinamarca, Suecia, Alemania, P. Bajos, Suiza…), se está quedando fuera de la partida, mientras avanzan países como India, Singapur, Corea del Sur, Vietnam, etc.
La UE además tiene una dependencia aguda de las materias primas estratégicas ( litio, cobalto, magnesio, tierras raras…), esenciales para el desarrollo de las nuevas tecnologías.
Las grandes tecnológicas, empresas globales, operan en la gran mayoría de países al margen de toda regulación nacional e internacional.
La tecnología cambiará el mundo
La IA puede ser una oportunidad histórica, pero es necesaria una llamada urgente para articular normativas e iniciativas públicas y privadas que faciliten una transición ordenada y justa.
Esta nueva realidad tecnológica cambiará el mundo de los negocios, la política y la vida cotidiana de las personas e influirá en la geopolítica mundial con riesgos bélicos y medioambientales, entre otros. Así ha sido a lo largo de la historia, cuando han aflorado grandes cambios tecnológicos todo ha cambiado.
Cierto que los nuevos inventos tecnológicos, IA incluida, nos pueden facilitar una vida mucho mejor, ya disponemos de herramientas formidables: internet, vacunas ARN, robots industriales, chips de procesamiento, acceso a datos de todo tipo, diagnósticos de resonancia magnética y otros adelantos médicos, etc. Estos y otros avances pueden resolver muchos problemas reales, pero llevará su tiempo y un decidido empuje político y social hasta conseguir que la nueva prosperidad sea compartida por todos.
La lucha por la prosperidad
Los nuevos emprendedores multimillonarios, con evidentes sesgos antidemocráticos, intentan desde el inicio repartirse el pastel a su antojo, como ya hicieron las élites en otros cambios históricos.
El más cercano, la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX, iniciada en Inglaterra y luego extendida a Francia, EEUU., etc. Durante más de 80 años los trabajadores sufrieron jornadas de trabajo superiores a 10 h diarias y los mismos bajos salarios que ya tenían, con desmesurados beneficios para los nuevos empresarios.
Los trabajadores lucharon y se organizaron en sindicatos en las fábricas y con enormes sacrificios y tras largas décadas de protestas y reivindicaciones, lograron mejores derechos laborales, incluida la llegada de los partidos políticos y una sociedad algo más abierta y democrática. Entonces fue la velocidad del caballo, ahora es la velocidad de la luz. Y todo sucede con enorme rapidez y a nivel global, lo que supone una diferencia y un riesgo importante en el propio desarrollo de la IA y de la humanidad.
En China, principal rival de EEUU. en su confrontación por ser la primera potencia mundial económica y política, también utilizan las nuevas tecnologías para controlar a la gente, la motorización del trabajo, el desarrollo armamentístico, etc. A diferencia de Occidente, en China se decide todo desde el Gobierno con un funcionamiento político centralizado y unipartidista, considerado de épocas pasadas.
Las redes sociales son peores con Trump
En Occidente algunos políticos, mentirosos y fanáticos, están ganando con el apoyo de millones de ciudadanos, consumidores de la confrontación y la mentira en la redes. Se está configurando una Internacional reaccionaria apoyada por las plataformas tecnológicas de los triunfadores de Silicon Valley, con el ultrafamoso Elon Musk a la cabeza.
Trump es el hombre oscuro e histriónico del momento, ese que aparece en todos los cambios históricos. Lleva unos meses como Presidente de EEUU. con deportaciones de migrantes, recortes sociales (salud, educación, ciencia…), medidas xenófobas, recortes feministas, incremento de aranceles y ruptura del tablero económico internacional, afán expansionista, imposición en la OTAN del rearme de guerra, nueva guerra en Irán, etc.
Junto a Trump se sitúan políticos como Netanyahu (inhumano genocidio en Palestina), Milei, Bolsonaro, Orban, M. Le Pen, Meloni, Ayuso, Abascal, etc y un pequeño círculo, una élite económica e ideológica de tecnócratas ultramillonarios que apoyan políticas ultraliberales.
Normas y medidas para desarrollar el funcionamiento de la IA
Existen economistas y pensadores ( Acemoglu, Jhonson, Hatari…) que sugieren medidas y normas concretas y urgentes, en especial para facilitar el buen funcionamiento de la IA. Proponen caminar hacia un cambio de discurso y funcionamiento de las nuevas tecnologías, sin aceptar el camino marcado por los magnates de las redes sensacionalistas y la mediática populista y se valoran como referencia de funcionamiento los movimientos feministas y medioambientales en Occidente.
Se proponen posibles normas correctoras en elecciones, nueva fiscalidad para desarrolladores tecnológicos, protección de la privacidad, limitar la desinformación y los bulos, fortalecimiento de la protección social, inversiones públicas en educación y salud, posible colaboración fiscal internacional, impuestos proporcionales y adecuados a la riqueza de las élites. También liderazgos públicos para redirigir el cambio tecnológico, especialmente en una UE en horas bajas, que debería unirse con hechos ante esta oportunidad histórica, potenciar las inversiones tecnológicas y defender valores y principios universales, que coloquen a las personas y sus derechos en el centro.
Guardando todas las distancias, sirva de ejemplo que cuando llegaron los coches se desarrollaron normas de tráfico de obligado cumplimiento para todos. Pero también crear identidad y marcar referencias afectivas y emocionales entre la ciudadanía parece esencial.
En este cambio de paradigma histórico los partidos democráticos, sindicatos (¡esencial!), instituciones sociales, organismos internacionales, (la UE publicó un Reglamento IA 2024/1689 el 13 de junio 2024 y una Ley de Servicios Sociales, la DSA), etc. También la mediática democrática y el mundo de la cultura europeas deberían estar a la altura de los nuevos tiempos.
Los riesgos de la IA. Otra perspectiva.
¿Cómo evolucionará la IA? ¿La IA generativa reproducirá en los próximos años el pensamiento humano, controlará la conducta humana? ¿Podrá perpetuar patrones históricos de discriminación? ¿La IA desplazará en las próximas décadas al ser humano?
Hay pensadores, incluso algunos CEOs tecnológicos, que ya avisan de los riesgos. «Hoy desconocemos, señalan, hasta donde puede llegar la IA». Otros, como Altman (Open AI) afirman que existen riesgos pero «los niños que nazcan hoy crecerán en un entorno donde la IA será algo normal, como si siempre hubiera existido». Suleyman (Microsoft AI) va más lejos, señala que la IA está a punto de saltar del mundo digital al mundo físico.
En medicina, ya se simula la biología y los avances pronto serán espectaculares, se pretende reinventar a los propios seres humanos, en un futuro inmediato se combinarán código genético y código digital, vamos hacia la era de la vida sintética, explica Suleyman.
Altos Labs, con 3.000 millones de dólares de financiación, pretende reprogramar al ser humano, desarrollar el dopaje genético y revertir el envejecimiento en unas décadas. Y todo cuando el marco ético y de funcionamiento de la IA sigue sin definirse.
El avance de las nuevas tecnologías, y la IA en particular, es tan veloz que aún no comprendemos hasta donde se puede llegar. ¿Se podrá hackear fácilmente el sistema financiero, tumbar la red eléctrica, diseñar un arma biológica? ¿Seremos reinventados los propios seres humanos? Da miedo pensarlo.
El nuevo reparto del trabajo
En la nueva configuración y reparto del trabajo que se avecina, ¿podrán las personas centrarse en tareas que requieran creatividad y pensamiento crítico?¿Se preparan los jóvenes para el nuevo mercado laboral? ¿Cómo evolucionarán en las próximas décadas las jornadas de trabajo y las pensiones?
El Foro Económico Mundial advierte que en los próximos años se puede reducir hasta un 40% la fuerza laboral donde la IA automatice tareas. Ahora las redes, los algoritmos (recetas que resuelven problemas) y la IA en especial ya satisfacen las necesidades cognitivas de forma inmediata, lo que puede suponer un coste evolutivo importante para la humanidad.
La IA traerá un cambio radical en la dinámica educativa tanto para docentes como estudiantes y seguramente los trabajos agrícolas, con tendencia hacia la transición verde, serán claves en el funcionamiento de cualquier país o economía y ganarán proyección con la IA.
En resumen, hoy la información es la base del poder político y económico. Quien controla los datos, controla el mundo. La democracia del S XXI seguramente no podrá sobrevivir sin transparencia tecnológica, educación digital crítica y una ciudadanía empoderada, que defienda la naturaleza y la nueva prosperidad compartida.
Señalar finalmente tres libros que desarrollan esta interesante temática: «Poder y Progreso» de Daron Acemoglu y Simón Jhonson, economistas y catedráticos, relativo a la lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad. Muy recomendable. «Nexus» de Yuval N. Harari, autor de «Homo Sapiens», sobre las redes de información desde la Prehistoria hasta la IA. También interesante. Y » La ola que viene» de Mustafa Suleyman, CEO de Microsoft AI, que valora los enormes avances de la medicina e intenta plantear el gran dilema tecnológico al que se enfrenta la humanidad del S. XXI. Recomendable.
Otra publicación de interés sobre las nuevas tecnologías y el poder es la revista norteamericana WIRED, en papel y digital, también en español.









