He visto en Zarabanda, en su portada, el cuadro premiado en X certamen de pintura rápida que ha celebrado FUNDAR (como todos los años desde su Fundación), y me es grato dedicarle unas líneas, porque no es nada fácil declinarse por uno u otro, sin tener en cuenta muchos aspectos que pueda escapar al entendimiento general.
Ante todo, partimos de la base del desconocimiento físico del autor o autora del mismo, que pueda conllevar a cierta inclinación de afectividad, por lo tanto en este caso, es simple y llanamente una valoración técnica y artística, donde confluyen, la técnica, o sea, con que materiales se ha desarrollado los cuadros, así como el genero , si es un retrato, una naturaleza muerta, una pintura paisajística, así como el espacio y perspectiva, las dimensiones de los expresado, como su profundidad.
No todo el mundo, a vuela pluma, vemos lo mismo en una expresión pictórica. No es fácil. Cuando nos detenemos delante de una expresión pictórica, comienzan a fluir múltiples imágenes aletargadas en las primeras percepciones, y así, en esta obra nº 8, cuya autora es Vanesa Merino, podemos apreciar un color conjugado, que hasta las mismas pinceladas colocan al cuadro en un estado de suspensión etérea, nada fácil de lograr.
Nace del fondo de la obra como un basamento marmóreo, granítico, en forma de púlpito, una explana llena de colores rojos y ocres cayendo por sus bordes, mientras en un plano superior, nos muestra un espectacular colorido, con una profundidad creada por oscuros grisáceos que producen ese efecto, detrás de las pinceladas, amarillas, azules, y rojas como un bosque de color, rodeado por un profundo y prominente circo de violetas. Y todo ello bajo un cielo y profundidades azules.
Cómo ha conciliado las formas, que también es una característica muy importante de la pintura, las formas geométricas. No podemos olvidar la textura, colocada para la apreciación visual. Es un cuadro lleno de luminosidad y todo él es la unidad (otra característica de la pintura que no podemos olvidar) que aquí nos completa este gran trabajo.
Estoy seguro, y esta es una valoración muy subjetiva, que, en Arco, o premios en certámenes de prestigio, habrá obras, que envidien a esta. Esta expresión pictórica, como muchas de ellas, llevadas a cabo por cerebros inimaginables, nos darían pie para reflexionar y debatir sobre el contenido que nuestras mentes sostienen más allá de la discapacidad física. Mi enhorabuena por este trabajo.
Luis María González Arias