Parece claro que la seguridad ciudadana debe garantizar la libertad y sin ellas, nada presagia horizontes lejanos de convivencia.
La seguridad ciudadana va más allá del simple mantenimiento del orden público. También implica la protección de los derechos de los ciudadanos, la prevención del delito, la promoción de la convivencia pacífica y el fomento de la participación ciudadana en la construcción de entornos seguros. Es importante considerar aspectos como la prevención del crimen, el acceso a la justicia, la protección de grupos vulnerables y la promoción de una cultura de paz.
Cuando se mezclan los términos hasta diluirse en un todo que se denomina inseguridad, se deja a un lado la relación de este fenómeno con la pobreza, el desempleo o la carencia de servicios públicos. La falta de oportunidades económicas, la escasez de recursos y la falta de acceso a servicios básicos pueden contribuir a un aumento de la inseguridad en una comunidad. Estos factores pueden generar tensiones sociales, desigualdades y dificultades que pueden desembocar en situaciones de inseguridad. Es importante abordar estas problemáticas de manera integral para construir comunidades más seguras y prósperas
La relación entre seguridad ciudadana y restricciones de libertades es un tema complejo y delicado. Por un lado, las restricciones a las libertades individuales a menudo se imponen, según sus impulsores, en aras de garantizar la seguridad de la población. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio para no coartar las libertades civiles.
De vez en cuando se pone sobre la mesa la inseguridad ciudadana en la escena política, de la mano de las derechas extremas y algunas de las otras. Persiguen meter el miedo en el cuerpo a los habitantes de una zona o un territorio y culpar de todo a determinados colectivos. En esos momentos, cuando alguien de manera interesada destaca que determinados delitos están relacionados con, por ejemplo, inmigrantes, se produce la necesidad de buscar un culpable de nuestros males. El miedo se mete en nuestros cuerpos y la primera reacción es perseguir y criminalizar a estos grupos humanos. ‘Tenemos más violaciones sexuales y/o delitos contra la propiedad porque hay muchos inmigrantes’, acusan los racistas, xenófobos e indeseables. La seguridad y la libertad deben caminar juntas y no debemos dejar que algunos entorpezcan la convivencia ciudadana con sus dosis de miedos que nos lleven a odiar a otros semejantes hasta exigir su exclusión o salida de nuestros entornos.