Los debates sobre Seguridad Ciudadana suelen ser el terreno de juego donde los discursos que apelan directamente a las emociones tienen un recorrido mucho más importante de lo que sería prudente y aconsejable. No se trata de negar las emociones pero sí de trabajar para no exacerbarlas en provecho de posiciones políticas e ideológicas que plantean, en nombre de la seguridad, recortes de libertades.
El concepto de Seguridad Ciudadana va más allá de la seguridad de los ciudadanos de no ser víctimas de hechos delictivos (aunque esto es muy importante), pues tiene que ver con conceptos como salud, educación, vivienda, trabajo, ocio… Es decir, con todos los ámbitos de bienestar social, elementos todos que se desarrollan y consolidan en el marco de una sociedad democrática avanzada. En contradicción, por tanto, con el discurso actualmente hegemónico. Hablar de seguridad ciudadana, de garantía de derechos de los ciudadanos, comporta necesariamente respuestas complejas, propuestas y actuaciones complejas e interrelaciones con diferentes ámbitos de la actuación política. Pero es necesario hacerlas y, lo que es más importante, explicarlas de manera sencilla al conjunto de la ciudadanía.
La Seguridad es un bien fundamental para el avance democrático y conforma una parte importante de la democracia avanzada que hemos de construir. Promover la Seguridad es un bien no consistente, en exclusiva y sobre todo, en hacer de policía o en recurrir al sistema penal. Policía y sistema penal han de existir pero formando parte de una política integral de Seguridad Ciudadana, un elemento más de ésta pero no un elemento exclusivo, lo cual está en contradicción con el discurso actualmente hegemónico.
Las políticas integrales de seguridad deben tender a promover actuaciones preventivas en todos los ámbitos, desarrollando políticas generadoras de igualdad, favoreciendo así la integración frente a la exclusión, aislando fenómenos de carácter criminal generadores de importantes sensaciones de inseguridad y bandera de las políticas de respuesta neoliberal. Porque la inseguridad no es simplemente el temor al robo, a la agresión. La inseguridad la provoca también un entorno de precariedad, el miedo a no disponer de servicios que aporten protección.
Desarrollar la alternativa al modelo neoliberal y las respuestas hegemónicas comporta realizar actuaciones que ayuden a reducir aquellas percepciones de mayor impacto entre las personas, las que genera la delincuencia común y los actos incívicos que, aún no siendo delitos, sí generan una percepción de inseguridad.
Los medios de comunicación, en este combate por generar una real Seguridad Ciudadana, juegan un papel fundamental para tratar la noticia sobre “el delito” de manera responsable, racional y objetiva, favoreciendo una opinión positiva de las políticas preventivas en un sentido amplio, para favorecer así las políticas de Seguridad Ciudadana frente al neoliberalismo de respuesta simplista. El neoliberalismo tiene un magnífico aliado en los efectos de la maximización de las notícias sobre comportamientos que crean una inmediata sensación de inseguridad (basta ver cómo tratan los medios y con qué intensidad algunos actos delictivos), que no se ajusta a la realidad, impulsando así respuestas simplista y desproporcionadas que favorecen la reducción de derechos y libertades y una visión exclusivamente policial (que no por ello más eficaz). Es, por tanto, muy positivo que un medio de comunicación como ZARABANDA, se haga eco de este debate tan importante para la ciudadanía.
En consecuencia de lo anterior, desarrollar el concepto de Seguridad Ciudadana comporta un importante avance democrático, generando mayores derechos sociales, favoreciendo respuestas mucho más racionales respecto a los elementos que generan inseguridad y, sobre todo, aislando las acciones delictivas y tratándolas de manera proporcionada, tomando siempre las medidas necesarias para reducir el miedo al crimen.
Comporta también el desarrollo de amplios espacios de participación de la ciudadanía, siendo los municipios los espacios fundamentales para el desarrollo de la Seguridad Ciudadana: desde un modelo urbanístico a una policía de proximidad, etc. Las administraciones municipales son, y aún han de ser más, las instancias más accesibles y las mejor informadas sobre las sensaciones de crisis (de inseguridad) reales o potenciales.
Las ciudades, los gobiernos locales, tienen posibilidades de avanzar en este concepto de seguridad ciudadana en un sentido amplio, desarrollando acciones pedagógicas, incrementando las actuaciones sociales favorecedoras de seguridad. Cabe decir, a modo de ejemplo, que un barrio con comercio de proximidad, con sus luces, genera una mayor sensación de seguridad que un barrio no iluminado aunque tenga una o dos patrullas más de policía local. El gobierno local tiene en su mano el desarrollo de algunas de estas actuaciones.