Llegamos a diciembre y parece que, cuando se cruzan los recuerdos de los últimos doce meses y los buenos propósitos para el año que va llegando, se ponen los contadores a cero. La perspectiva de un año electoral como será 2019, en que elegiremos a nuestras nuevas y nuevos representantes en el ayuntamiento, parece que acentúa esta sensación. Lejos de afrontar el momento como si fuese una página en blanco, quiero reivindicar la importancia de esta legislatura para la transformación de Rivas y contextualizarla con la complejidad política en que se ha ido produciendo.
Porque dejamos atrás un año en el que se ha consolidado la andadura conjunta entre los grupos municipales de Somos Rivas y Rivas Puede en el acuerdo del Gobierno compartido de 2017, y en el que las organizaciones políticas que participaron en sus candidaturas en 2015 y que se han referenciado en su trabajo (Izquierda Unida y Equo, y Podemos, respectivamente) han abierto un espacio de diálogo y construcción de una candidatura unitaria para 2019.
Pero todas estas cosas (decisiones de partidos, devenires políticos) tienen una importancia sólo relativa, ya que la clave está en que sean útiles para la gente. Y prueba de ello, es que entraremos en enero con el presupuesto municipal de 2019 en vigor. Un presupuesto que apuesta por la cohesión, con más de 1,1 millones de euros de ayudas que irán directamente a las personas en situación de mayor precariedad; un presupuesto que mira hacia el tejido social para apoyar su labor –con 900.000 euros destinados a acompañar la actividad de clubes deportivos, entidades ciudadanas y asociaciones-; un presupuesto que supera en el 92% la gestión pública directa, libre de externalizaciones y privatizaciones. Un presupuesto que prevé cerrar el ejercicio con un superávit de más de 9 millones de euros y seguir reduciendo la deuda sin dejar de invertir en la mejora y el cuidado de la ciudad (4,7 millones de actuaciones de mantenimiento en viales, zonas verdes o edificios públicos).
No hay que tener una memoria muy aguda para recordar cómo al inicio de la legislatura, desde la oposición se cuestionaba la viabilidad económica misma del ayuntamiento. El PSOE, sin ir más lejos, llegó a denunciar “agujeros de tesorería” inexistentes… es el mismo PSOE al que no hemos conocido posición alguna sobre los PAIFs de las empresas públicas cuando se han aprobado, ni sobre la cuenta general 2017, el mismo PSOE que ha presentado las mismas exiguas enmiendas de todos los años y que, desmarcándose del entendimiento en materia presupuestaria en el Estado entre Pedro Sánchez y Unidos Podemos, ha preferido no votar este presupuesto municipal. El PP y Ciudadanos, en las mismas. Parece que por mucho que corra el calendario, efectivamente hay cosas que no cambian. Por suerte, Rivas no se para.