Tener siempre un buen producto, servirlo a precios razonables y que los clientes se vayan satisfechos y repitan: estos son los objetivos con los que trabaja Atlántika, la marisquería-arrocería en la que entrarás buscando sus parrilladas de marisco y volverás por su delicioso arroz meloso, sus risottos y sus paellas. Se encuentra en el barrio de la Luna de Rivas, en la calle Océano Atlántico nº19, allí se esconde una perla a descubrir para los amantes del comer.
Este restaurante abrió en Rivas hace cinco años, impulsado por la experiencia de más de 20 años en el sector del pescado de sus socios. Desde entonces, ofrecen a los y las ripenses un pedacito de mar y platos con sabor a vacaciones, a través de su suprema de bacalao al pil-pil, del lomo de rodaballo gallego o de la lubina a la bilbaína. Definen su cocina como “tradicional con un punto moderno” e incorporan propuestas de toda la geografía española, incluído el bienmesabe Gaditano, la gamba de Huelva o la fritura de pescado a la Andaluza.
Pero sin duda, otra de las estrellas de este local es el arroz, como demuestra su exquisito arroz meloso con rabo de toro, que es uno de los que, sí o sí, hay que probar por su sabor, su jugosidad y su textura. Además, su carta tiene un punto a favor: tiene un buen surtido de platos a compartir, lo que lo hace que sea un restaurante recomendable para ir con amigos o para comidas familiares. Eso sí, es mejor reservar antes para que tengan previsión y puedan asegurar un buen servicio.
También menú del día
Para aquellos que prefieran la calma de entre semana o aprecien el sabor de una buena comida en la pausa del trabajo, Atlántika ofrece también un menú de diario con el que por unos 16 euros te irás muy satisfecho a casa.
Además, puedes disfrutar de su terraza si quieres maridar la ración de gamba a la plancha, las anchoas de Santoña o una modernísima gilda con vermú con una buena ración de vitamina D.
La sorpresa: su carne
Nadie esperaría que en una marisquería-arrocería, la carne tuviera un papel destacado, pero en Atlántika sucede. “En todos los grupos siempre hay uno al que no le gusta el pescado”, bromean en el restaurante. Por eso, en su última renovación de carta han cobrado protagonismo el chuletón de vaca vieja de 1 kilo, el costillar de cochinillo deshuesado con compota de manzana o el entrecot madurado de vaca.
Estas contundentes carnes pueden prologarse con un plato de jamón ibérico de Jabugo o unos torreznos con revolconas. Ante las dudas, se puede optar por el entrante que siempre gusta: las croquetas, ya sean en su versión de jamón, de rabo de toro, de carabinero o boletus con trufa.
Para redondear la velada tienen tartas caseras de queso, de Santiago o de zanahoria. Una forma dulce de ponerle el broche a cualquier cita.
