Comienzo este artículo haciéndonos una pregunta en un mes que marcará el futuro para la educación de muchas familias ripenses, puesto que inician el proceso de escolarización para los centros educativos.
Una pregunta a priori sencilla bajo la cual existe el objetivo común de que una educación pública de calidad contribuye a reducir las desigualdades, busca lograr la igualdad de género y fomenta la tolerancia entre las personas para crear sociedades más pacíficas y justas.
Pero para garantizar el derecho a la educación, necesitamos los recursos y medios suficientes, una situación que hace años venimos reclamando en Rivas para una ciudad cercana a cien mil habitantes que se encuentra en “Emergencia educativa”.
La comunidad escolar con las AMPAS al frente han denunciado la saturación de las aulas, los retrasos en el CEIPSO La Luna y en la construcción del nuevo colegio Mercedes Vera, la necesidad del nuevo instituto IES Margarita Salas o la falta de plazas de FP. Una comunidad que nunca ha dejado de reclamar una educación pública de calidad porque saben, sabemos que es la garantía para que nuestros niños y niñas puedan elegir que quieren ser en el futuro.
Se ha hablado mucho de meritocracia pero lo cierto es que el primer problema de la meritocracia es que las oportunidades en realidad no son iguales para todos, y es que el modelo de las políticas educativas neoliberales intenta separar la educación de un derecho y convertirlo en un negocio. Este es el modelo de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, un modelo que se repite en otras Comunidades donde gobierna el PP.
Un modelo que privilegia a las familias con ingresos superiores a la media y penaliza a aquella con menos recursos, tal y como hemos defendido desde Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid. Madrid es la Comunidad autónoma española que menos gasta por alumno y, al mismo tiempo, los padres son los que más gastan en la educación de sus hijos e hijas. Un modelo con elevada ratios, escasas plazas y escasa inversión educativa que obliga en muchos casos a buscarse la vida en centros privados y concertados y que deja a las familias en una situación de total abandono y en la que la igualdad de oportunidad se convierte en un espejismo.
Por eso es tan importante que sigamos luchando juntas, junto con la FAPA y las familias, para tener unas infraestructuras a la altura de nuestras ciudades, con centros planificados para nuestras necesidades y en las que el alumnado no se desplace muy lejos de sus casas con la consecuente pérdida de espacios en los centros, ratios y número de aulas superiores a las recomendadas debido al criterio de la zona única de escolarización.
Desde Podemos vamos a seguir sumándonos a todas las acciones propuestas por la comunidad educativa: con los triángulos verdes que llenan nuestros balcones, con manifestaciones o con propuestas en los órganos institucionales teniendo claro que la educación como la sanidad son las joyas de nuestro estado de bienestar y que para garantizar que la educación sea de verdad un ascensor social, es importante que podamos garantizar que sea para todos y todas de “calidad”.