Pequeños grandes atletas

Pequeños grandes atletas

El deporte, ya se sabe, no sólo está recomendado por los médicos y especialistas —siempre en su justa medida, claro está, distinguiendo por edades y diversos estratos de población— sino que está, especialmente en estas últimas décadas, muy “de moda”, para nosotros es una cuestión de salud y, en ocasionas, de “estética” (con esta parte final yo no estoy muy de acuerdo precisamente, pero es una realidad incuestionable).

 Para los insectos y otros animales en cambio, estar “en forma” es, la mayoría de las veces una cuestión de vida o muerte, razón de supervivencia.

Y podríamos poner cientos de ejemplos sobre el particular, pero por hacer un símil con varios deportes olímpicos vamos a elegir algunos casos muy característicos y, acaso, al menos algunos, poco conocidos.

 De esa manera, podemos hablar de las competiciones de remeros, fielmente representadas en el micromundo de los hexápodos por ciertos hemípteros acuáticos como los zapateros: Aquarius najas y Gerris lacustris (Heteroptera, Gerridae); La natación y el buceo tienen numerosos representantes en el mundo invertebrado, siendo algunos de los más espectaculares los ditíscidos, que son escarabajos acuáticos perfectamente adaptados al medio, con un diseño aerodinámico perfecto, fruto de millones de años de evolución, de los cuales un ejemplo sería Dytiscus circumflexus. Y, cómo no, imposible excluir en este apartado tan deportivo a los grandes saltadores de altura, los ortópteros, bien sean saltamontes como el Calliptamus barbarus o los grandes especialistas de pértiga, como lo son las chicharras, con esas “piernas” tan largas que les permiten efectuar saltos espectaculares, entre las cuales valga de ejemplo Tettigonia viridissima, una de las especies más frecuentes en nuestros territorios.

Desde Zarabanda, amables lectoras y lectores, no queda más que desear que todos ustedes hayan tenido un buen comienzo del nuevo año (que en realidad, a todos los efectos, empieza tras las vacaciones de verano, como indicaban los antiguos “calendarios” griegos y romanos ¡recordemos a la diosa Ceres, la diosa romana de la agricultura!) y el verano haya sido reparador.

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