Participa, que alguien cobrará la sinergia

“Quise ir a la guerra, para pararla,

pero me detuvieron a mitad del camino.

Luego me salió una oficina,

donde trabajo como si fuera tonta,

pero Dios y el botones saben, que no lo soy.”

Así dice el magnífico poema de Gloria Fuertes, que debiéramos poner a cocer, a fuego lento (la prisa siempre fue un invento capitalista), dentro de nuestras células cognitivas o cerebrales, para intentar centrar nuestro pasar por este puñetero mundo de neoliberalismo e internet. Este puñetero mundo con multitud de solitarios siempre conectados.

Siempre se intuye que no es bueno que los pobres (de cartera, de espíritu, de salud, de educación…) creen. No lo es, porque la creación está movilizada por el conocimiento, este genera conciencia y la conciencia es pregunta que interpela: ¡Eh, tu, porque tienes tanto y yo no tengo nada!. Y eso obliga a los ricos (de cualquier clase de poderío) a blindar su seguridad. Una seguridad que es hostil para el que la presencia sin poseerla y que nos guía en el camino de lo “políticamente correcto”.

Y existe una linda palabra, y unos adjetivados con ella, los entusiastas. Que, ciertamente, hay que decir que el entusiasmo íntimo y creativo señala posiblemente una de nuestras primeras muestras de libertad verdadera (casi ná). Pero son muchas las cosas que el discurrir de la vida nos impone y pocas, aquellas que, realmente, podemos elegir. Mas, cierto es, también, que preferiremos al entusiasta que no al triste cotidiano.

Tiempo ha, que la imagen y el pantallazo se rebelaron frente a la reflexión pausada. Y son los imaginarios conservadores los que más partido han sacado a la pareja velocidad y exceso. Pues, ante la celeridad, la inercia solo tolera ideas preconcebidas, aquellas que ya estaban entre nosotros. Vamos, que llegamos a responder con más entusiasmo a la tristeza literaria que al infortunio del vecino (léase  luz y Cañada Real).

Hay un proceso de disolución de las líneas básicas que han diferenciado lo real de lo virtual como algo dicotómico. El mundo es un directo de instantáneas y anuncios que  conviven, se solapan, invirtiendo la lógica de compartir lo vivido por compartir lo que quiero que crean que he vivido. Una sala de exposiciones donde resarcirnos de tantas imágenes perdidas de manera apremiante. En unos segundos habrá otros segundos que nos harán olvidar los primeros segundos. Y así , sucesivamente.

Los ricos de poder, ya sea el alcalde de Rivas o Florentino Pérez, abogan por el pago inmaterial a los participadores, que no cueste mucho, honores sin calado y sin dominio alguno de futuro. Ese reconocimiento es prestigio para el rico, pero para el pobre de poder es frustración y abandono porque necesita material concreto para vivir. Y es que nada resuelve el problema de los pobres que sienten que deben elegir entre sucumbir soñando con crear o hacer la revolución.

¡Ay, vecinos y vecinas ripenses! La vida de los entusiastas es una vida constantemente aplazada, un volver a empezar eterno.

Tras las crisis solo aparecen carteles de “libre designación”, por aquí, por allá. Ahora que en nuestra ciudad, hay una elección interna en Podemos, para gestionar un sentimiento que en sus principios fue bastante importante en nuestra ciudad, nos viene a la cabeza todos esos llamamientos a la participación ciudadana que caen en barbecho porque, algo, hay que cambiar. Eso si,  éxito del señor alcalde en fagocitar todo trabajo que le venga bien. Flecos directos de una participación cansada y capada.

Una participación que debe ser la creatividad que surge del entusiasmo sincero  y que es un arma que debe ser radicalmente libre, y urgentemente valorada.

Salud, comunicación y un feliz 2021 para todos desde EL PREGONERO programa informativo de RADIO CIGÜEÑA.

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