Hugo tiene 1 año. Virginia y Nico, sus padres, creen que ya es el momento de que el pequeño socialice con otros niños de su edad y parece que Hugo piensa lo mismo. Cuando sale al parque por las tardes y ve a otros niños de su edad saliendo de la guardería que tienen enfrente de casa, la señala con ímpetu y dice algo parecido a “cole”. A Virginia y Nico se les cae la baba, saben que es el momento de que Hugo comience otra apasionante etapa para él.
Pero cuál es su sorpresa cuando al resolverse las plazas públicas se dan de bruces con la realidad: NO HAY PLAZAS PARA HUGO. Ni en la guardería de enfrente de casa ni en ninguna otra del municipio. Así que se ven en la obligación de llamar a la abuela del pequeño, que vive en Fuenlabrada y tiene 70 años, para que cada día coja el transporte público a las 6 de la mañana y acuda a cuidar de su nieto durante las horas que sus papás no están en casa.
En Ciudadanos llevamos años trabajando para que situaciones como la de Hugo no ocurran. Situaciones en las que la política de municipios como el nuestro, se ve absorbida por la polarización y se olvida de quienes son nuestros vecinos: la clase media que, una vez más, vuelve a ser ignorada.
Ocurre en muchos aspectos, pero cuando se trata de educación, la herramienta fundamental con la que se formarán los ciudadanos del mañana, la situación se vuelve mucho más sangrante. La educación es el elemento sobre el que se sostendrán los pensamientos de nuestros políticos del futuro y solo con unas bases sólidas podremos lograr que entiendan que la política no es una cuestión de extremos, sino de entendimiento y consenso. Una idea muy alejada de la actual pero que puede revertir con esfuerzo y un proyecto sólido.
No podemos permitir que nuestros hijos sean como Hugo y no puedan tener un centro en el que crecer y formarse, tengan la edad que tengan. Es más, sus padres deberían tener la oportunidad de elegir el centro con el proyecto educativo en el que más creyesen, aunque para eso debería haber unas plazas y unos recursos que no existen.
Con este planteamiento, la Comunidad de Madrid tiene que fijarse un objetivo claro: atender las demandas de los ciudadanos, y por ende, también de los ripenses. Si nuestros vecinos requieren de más recursos educativos, deben ser atendidos y en Ciudadanos trabajamos con este objetivo, aunque tengamos que alzar la voz ante la comunidad autónoma con asuntos incómodos que no quieren escuchar.
Y no solo se trata de sumar recursos, es importante que los mismos se traduzcan en una educación de calidad: con bilingüismo como eje fundamental, en el que se recompense a los centros y los alumnos que se toman en serio su trabajo, con una selectividad única en toda España, promoviendo los programas de excelencia y el Bachillerato Internacional, con una apuesta firme por llevar la tasa de abandono escolar a 0… En definitiva, la educación que merecen vecinos como los nuestros.
Como los nuestros, pero también, como el resto de los españoles. Porque permítanme decir que es absurdo que la educación de cada comunidad atienda a unos parámetros diferentes. Las necesidades de un niño de 8 años de Rivas son las mismas que las de otro de Barcelona y la política debe responder de la misma forma ante ellas. No creemos que 17 proyectos educativos aporten riqueza cultural a nuestros jóvenes, sino más bien todo lo contrario… Como ya adivinaba Alejandro Dumas: “Todos para una (educación) y una para todos”
Porque así, con proyectos construccionistas, igualitarios y liberales es como conseguimos que municipios como el nuestro sigan creciendo acorde a lo que necesitan vecinos como tú.