Por Teresa Galindo Rubio, Secretaria General de SATSE Madrid
Madrid, 1 de julio de 2020.- No queremos ni premios ni aplausos. Queremos que se legislen las 35 horas, una ratio enfermera que imponga un número máximo de pacientes por profesional y una negociación leal de las reivindicaciones que llevamos planteando muchos años y que la Administración sanitaria ignora reiteradamente.
No queremos que nos traten de héroes ni que digan que somos salvadores ni nos pongan medallas. Solo hemos hecho nuestro trabajo aunque en condiciones altamente precarizadas tras años de maltrato y de carencias y bajo un estrés que ha dejado una marca que tardará en sanar y para la que necesitaremos una atención psicológica que es claramente insuficiente por escasa.
Queremos que se nos reconozca el papel que hacemos a diario, los 365 días del año, de cualquier año, y, sobre todo, que desde el Gobierno regional reconozcan que están equivocados, que nuestra sanidad pública ha ido empeorando gracias a los recortes, despidos, cierre de camas, obsolescencia de los centros sanitarios,… mientras que se destinaban recursos a fines privatizadores o a proyectos megalómanos que no necesitamos.
No queremos que digan que la Covid-19 debe servir para aprender. Queremos que las cosas cambien. Queremos que los hospitales, muchos de los cuales están infrautilizados, funcionen al 100% pero para ello necesitamos que la Administración deje de hablar y actúe. Queremos una Atención Primaria que ejerza de puerta al sistema sanitario y unas residencias seguras para nuestros mayores.
Para alcanzar todos estos objetivos, es necesario que las plantillas enfermeras, infradotadas desde hace décadas, se optimicen; que las 35 horas sean una realidad para que los profesionales sanitarios y no sanitarios podamos hacer nuestro trabajo en condiciones; que la ratio enfermera, que SATSE promovió y que ya está en el Parlamento avalada por más de 660.000 firmas, se haga realidad para que los usuarios puedan disponer de la asistencia de calidad que reclaman o que las condiciones laborales y profesionales se modifiquen y mejoren.
Queremos que se reconozca la labor que hemos llevado a cabo y que se tomen decisiones que mejoren la sanidad pública que, como país, ofrecemos. No necesitamos nuevos hospitales, solo pedimos que los que ya existen, funcionen y se doten correctamente tanto de material como de profesionales.
No necesitamos que la presidenta Ayuso haga anuncios milagrosos que luego se quedan en nada sino que trabajen y que respeten a los profesionales sanitarios, a todos no solo a unos pocos que consideran élite, y que las decisiones que se tomen beneficien al conjunto de profesionales sanitarios y a los usuarios madrileños.
Consideramos imprescindible que la Atención Primaria se ponga en marcha y que vuelva a reactivarse, que funcione al 100%, y que se abran todos los centros de salud y SUAP que aún hoy permanecen cerrados. Queremos que los responsables de la Administración dejen de experimentar y la Atención Primaria se convierta realmente en la piedra angular sobre la que ha de cimentarse nuestra sanidad pública.
Necesitamos que las residencias de mayores, esas que estuvieron desasistidas durante gran parte de la pandemia, se medicalicen y que se reconozca, de una vez por todas, el papel sanitario que tienen y ejercen. La mayoría ya no desempeñan una función social, sino sanitaria, y eso debe reconocerse dotándola de profesionales sanitarios y de más medios asistenciales.
Queremos soluciones, no buenas palabras ni megaconstrucciones que solo sirven para alimentar egos y que dentro de unos años serán abandonadas. Queremos las 35 horas semanales para ofrecer la mejor sanidad posible, necesitamos que nuestros hospitales, centros de salud y residencias de mayores funcionen. Y para ello, hace falta voluntad, esa que nuestros representantes políticos desprecian ya que para ellos solo somos un número más.
Queremos que se produzca un cambio profundo para que se reconozca nuestro papel en la prevención y promoción de la salud y para ello es necesario que nuestros políticos cambien y demuestren que les importamos. Que respeten los que somos y que valoren nuestro trabajo como imprescindible para la mejora de la salud de nuestros conciudadanos en todos los ámbitos donde somos imprescindibles desde el sanitario, al sociosanitario o el educativo donde la enfermera escolar debería de tener una presencia activa no solo ahora, con la Covid-19, sino siempre.