Mujeres singulares en plural: Nita Veleta e Irene

Mujeres singulares en plural: Nita Veleta e Irene

Primeras mujeres futbolistas

Nita Veleta e Irene fueron las dos primeras mujeres que en diferentes lugares de España lograron jugar al futbol y cosechar grandes éxitos con sus equipos, compuestos solo por hombres.

Ana Carmona Ruiz, Nita, nació el año 1908 en Málaga, hija menor de un estibador, acompañaba a su madre a llevarle la comida y, en los alrededores del puerto, veía jugar fútbol a los marineros; así se aficionó al juego.

En 1922 se instaló cerca de su casa un colegio, donde jugaba el Sporting de Málaga. Su abuela lavaba las indumentarias del equipo que Nita llevaba al campo y, según relata el periodista Jesús Hidalgo: “ella encontró la complicidad del sacerdote gallego Francisco Míguez, que la dejaba estar en la lavandería, dar patadas a la pelota antes de los partidos e incluso que fuera la que llevara el agua a los jugadores. Cuando crece, se hace una chica fornida y empieza a jugar, mostrando buenas cualidades y haciéndolo mejor que algunos hombres”. El fraile organizó un equipo que jugaba partidos amistosos para recaudar dinero destinado a los pobres, en él comenzó a jugar ella.

El fútbol era considerado un deporte para hombres y no se entendía que una mujer lo practicara, así desde el primer momento Nita decidió hacerse pasar por un chico: se cortó el pelo, disimuló sus pechos con una venda y ropa ancha. Pero no siempre le funcionó según Hidalgo: “Eso hizo que tuviera que aguantar que a veces le tiraran piedras o que entrara la guardia urbana al campo a llevársela por alteración del orden público.” La arrestaron en un par de ocasiones y el padre Míguez tuvo que sacarla del calabozo. “Incluso llegaron a raparle el pelo.”.

Su familia la envió a Vélez-Málaga por consejo médico, creían que jugar al fútbol mataría a Nita. Jugó en el equipo de la ciudad y aprovechando que muchos jugadores tenían motes, se puso Veleta, con ese nombre figuró en las alineaciones que aparecían en los programas oficiales. Entre 1927 y 1932 disputó unos 40 partidos con el Vélez, a veces actuaba de central, otras de mediocentro e incluso de delantera. “Llegó a ser una referencia del equipo, como demuestra que hasta los aficionados le dedicaran una canción” según explica Hurtado:

¿a dónde vas club Veleño con tus cinco delanteros?

Voy al campo del… con Veleta para meterle 5-0”.

Murió con 32 años de fiebre exantemática, conocida como “piojo verde”, sus compañeros pagaron el funeral y según su voluntad sobre el ataúd, pusieron su camiseta del Sporting de Málaga, el club de su vida.

Por su parte, Irene González Basanta nació en 1809 en A Coruña a su modesta familia no le gustaba que su hija decidiera ser futbolista aunque tampoco pusieron problemas. Comenzó a jugar con 15 años en un equipo coruñés de nombre FC Barcelona, y después en el Racing Orillamar. Al principio jugaba de delantero centro, luego fue retrasando su posición hasta el puesto de guardameta, desde el que hizo historia. Era alta, tenía buena planta y envergadura, y era muy decidida en las salidas, lo que la hacía muy buena. Según la prensa, con menos de dieciséis años ya era admirada y llenaba los campos todas las semanas; pese a ello, tuvo que soportar comentarios vejatorios por haber entrado en un territorio exclusivo para hombres.

Decidió fundar en 1924 su propio equipo: el Irene F.C. que federó en la Nacional de Fútbol, con el que siguió jugando y al que dirigía. Llenaban los campos en encuentros por toda Galicia. Al club le llamaban para las fiestas, con la condición de que ella jugara. Irene sacó provecho de esta situación cobrando los partidos y repartiendo las ganancias entre la plantilla. Dado que cobraba por jugar, se le considera la primera futbolista profesional de la historia del fútbol español.

Tuvo una canción popular entre las niñas de la época:

Mamá/futbolista quiero ser para jugar como Irene/ que juega muy bien. Mamá/ cuando sea mayor/ ganaré mucho dinero/ jugando al fútbol.

Su vida cambió en el año 1927, una epidemia de tuberculosis hizo que en poco tiempo perdiera a sus padres, a un hermano y a un sobrino, enfermando ella también, por lo que tuvo que dejar el fútbol para siempre. Tenía pocos recursos y empeñó casi todo lo que tenía para pagar la medicación y poder comer.

Al hacerse pública su situación en los periódicos locales, empezó a recaudarse dinero en los partidos y se organizaron encuentros para ayudarle. En un artículo de La Voz de Galicia se puede leer: “una vez más, es necesario apelar a los buenos sentimientos de los partidarios de la desafortunada Irene, la antigua cuidadora del equipo de su nombre, para que no la olviden y le traigan algo de alivio.

Irene se recuperó, pero el 9 de abril de 1928, con 19 años, fallecía debido a las secuelas de la enfermedad.

BIBLIOGRAFÍA:

-. Hurtado Navarrete, Jesús: 75 años de fútbol en Vélez. J. Hurtado, 2000.

-. Rodríguez Teijeiro, Domingo y Ventureira Novo Rubén: Irene y las puertas del fútbol. Historia de una pionera. Edit.: Vía Láctea,

-. https://www.pikaramagazine.com/2019/02/futbolista-e-infiltrada-la-historia-de-la-malaguena-nita/

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