La izquierda de Rivas, por acción o por omisión, ha contribuido al fomento de las políticas del odio, del enfrentamiento y de los insultos. Durante años, ha asistido imperturbable, con silencio cómplice, a los continuos ataques a quienes no pensamos como ellos porque el repudio y el escrache a la derecha los consideran jarabe democrático.
En cambio, desde el Partido Popular de Rivas Vaciamadrid intentamos sembrar en nuestros hijos la semilla de la solidaridad, la tolerancia y el respeto porque estamos convencidos de que sólo así podremos conservar un país unido y no volver a las dos Españas que Machado describía al decir “españolito que vienes al mundo, te guarde Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
Con la democracia y la Constitución del 78, que el pasado 6 de diciembre cumplió 45 años, los españoles construyeron una sola España donde todos, vinieran de donde vinieran, podían vivir juntos en armonía y sin enfrentamientos. Quienes hoy la quieren romper, quienes la están amenazando de nuevo con su división en dos, bien saben que sigue habiendo una sola España.
Si en 1978 no hubiéramos sido capaces de superar los lastres del pasado, aparcar las diferencias y mirar hacia el futuro para acordar nuestro pacto constitucional, nada de lo que hoy disfrutamos hubiera sido posible.
Las claves del éxito de nuestro tránsito desde el autoritarismo a la libertad fueron, en esencia, el reformismo, siempre por la vía de la legalidad y la legitimidad democrática, y el consenso entre las fuerzas políticas.
La España de 2023 es muy diferente de la de 1978, pero estamos convencidos de que la Constitución de 1978 nos sigue aportando los medios necesarios para dar una respuesta eficaz a los problemas que hoy se nos plantean. Los valores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político que consagra nuestra Constitución son irrenunciables como fundamento del ordenamiento jurídico y la actuación de los poderes públicos.
La prioridad absoluta que plantea nuestra Carta Magna, no son las ideas o las banderas, sino las personas, su dignidad, sus derechos y sus oportunidades para desarrollar libre y plenamente sus proyectos de vida. Y ese es un imperativo que hoy, cuando muchas familias españolas atraviesan serias dificultades, adquiere una dimensión especial.
Los avances alcanzados en nuestro sistema político, han llegado siempre por la vía del diálogo y el acuerdo político. Por el contrario, todas sus tensiones han estado regularmente asociadas a la falta de acuerdo y a la quiebra de consensos.
Por encima de cualquier discrepancia, merece la pena seguir trabajando día a día por nuestra Constitución, merece la pena seguir defendiendo sus principios y valores y merece la pena salvaguardar su espíritu de concordia: el que nos anima a dialogar para superar los conflictos; a preferir el acuerdo a la confrontación; a impulsar reformas en vez de fracturas.
Todos estamos obligados a proteger la Constitución porque es el gran patrimonio político de los españoles, un acervo de valor incalculable que es la mejor garantía para nuestra convivencia en democracia y libertad, nuestra estabilidad institucional, nuestro desarrollo económico, nuestro modelo social de bienestar o nuestra presencia relevante en Europa y en el mundo.
La Constitución nos protege y nos defiende ante los riesgos del abuso de poder, la vulneración arbitraria de nuestros derechos y libertades, y la ruptura de la concordia civil. En definitiva, nos aporta el marco de seguridad jurídica y garantías democráticas, imprescindible para nuestro bienestar personal y nuestro progreso social.
Y es precisamente eso lo que quiero desear, con todo mi cariño, a los vecinos de Rivas Vaciamadrid para este año 2024 que comienza: bienestar, progreso, salud, paz, concordia y una feliz convivencia en igualdad y libertad.