La apuesta de este número busca visibilizar dos cosas: una, que hay mujeres lideresas con fuerza y ganas de mejorar el mundo (empezando por Rivas); y dos, que el feminismo no es solo cosa de mujeres o de asalariadas, es un movimiento que nos atraviesa a todos y todas (y todes). Nos obliga a repensarnos, ser mejores personas, más conscientes de los cuidados que se precisan para sostener la vida de las personas y más conscientes de las violencias machistas, más explícitas o más sutiles, que podemos estar reproduciendo con nuestros comportamientos.
El primer número con el nuevo formato contó con la deportista Almudena Ruiz y este tercer número con la empresaria Ana López. Tanto ella desde Comercios de Rivas como su homóloga gerente de ASEARCO, son mujeres. En nuestras páginas encontraréis también los artículos de unos partidos políticos que -mayoritariamente cuentan con mujeres al frente.
Si señalamos esto es porque, según un estudio publicado este martes por la consultora Llorente y Cuenca, las mujeres aparecen citadas un 21% menos que los hombres en los titulares de prensa y hay 2.5 veces más noticias sobre hombres que sobre mujeres. No queremos ser parte de los medios que contribuyen a que el machismo se traduzca en la distinta visibilidad de hombres y mujeres en los medios.
Cada 8M, cada día, hombres y mujeres, tenemos que repensar nuestro rol y actos en una sociedad que aún es profundamente machista, solo que de formas más sutiles y difíciles de combatir. Avanzaremos y habrá mujeres al frente de empresas y partidos políticos, pero ¿habrá liderazgos feministas?
Decimos que ser mujer facilita ejercer un tipo de liderazgo distinto, en base a experiencias de vida distintas por los roles de género. Pero para que un liderazgo sea feminista, no basta con ser mujer, tiene que partir de la escucha y el cuidado, de una perspectiva menos individual y cortoplacista, que tiene en cuenta la reproducción y la sostenibilidad de lo que hacemos incluso en lo más cotidiano.
Hasta que la igualdad sea real, toca dar voz a tantas mujeres que están construyendo otra forma distinta -mejor- de hacer las cosas y repensar cómo lideramos los proyectos. Para poder seguir gritando “¡que viva la lucha feminista!”.