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Manifiesto de mujeres abolicionistas de Rivas

 Mujeres Abolicionistas de Rivas es un grupo no mixto, de corte horizontal, que nace con el fin de contribuir a abolir, mediante la pedagogía, la difusión de información y el activismo político, todas las prácticas que someten y oprimen a las mujeres, así como responder a los continuos ataques del Patriarcado, el Capitalismo y el Neoliberalismo hacia a las mujeres y niñas solo por el hecho de nacer.

El Feminismo, como hijo de la Ilustración, es un movimiento social y político, fundamentado en una teoría filosófica y ética, que ha ido de la mano de grandes mujeres (y algunos hombres) que lucharon por transformar la sociedad. Sin embargo, todavía hoy, en pleno siglo XXI, no se ha logrado cumplir, en ninguna parte del mundo, gran parte de las luchas que se reivindicaban ya entonces, y es por ello que recalcamos la necesidad de retomar la esencia de los principios en los que surgió ese Feminismo: Las mujeres somos ciudadanas de pleno derecho y exigimos ser así tratadas en todos los ámbitos. Es el momento de que formemos parte del espacio donde coexiste el poder, entendiendo éste como el lugar donde se configuran las múltiples relaciones que rigen todo el desarrollo histórico y que se nos ha ido denegando sistemáticamente.

El cuerpo de las mujeres es el campo de batalla donde se produce la violencia, en sus distintos grados, que tiene como fin la opresión de las mujeres y las niñas, por su potencial labor reproductiva y sexual. Y por ello siguen luchando por su vida millones de mujeres y niñas, amenazadas por las tradiciones patriarcales y misóginas aún demasiado arraigadas, aun con diferentes grados, en todo el planeta. No podemos dejar de considerar que el feminismo es un fenómeno internacionalista y, por tanto, mientras una sola mujer siga oprimida todas lo estaremos. No respetamos ninguna tradición cultural y/o religiosa que impida la libre consecución de la liberación de las mujeres, como sujetos de pleno derecho, tengan el origen que tengan.

El sexo es, pues, una realidad INMUTABLE y REAL sobre la que se superpone la jerarquía sexual de los varones sobre las mujeres. La labor del Feminismo es acabar, desde la raíz, con esta jerarquía sexual, llamada género, y no contribuir a su legitimación ni siquiera identitaria. Nos jugamos demasiado en ello. No vamos a permitir, por tanto, que se nos incluya como un grupo más dentro de la Diversidad: puesto que el cuerpo de las mujeres es el campo de batalla, el sujeto político del Feminismo es la hembra humana y, junto a ello, las problemáticas que le atraviesan. Somos el 52% de la población, no un pequeño grupo minoritario.

Es imprescindible luchar por desmantelar todas las prácticas que nos someten y oprimen, consecuencia directa de la socialización recibida. Queremos destruir el género y todas las formas de mercantilización de los cuerpos de las mujeres y las niñas, como la pornografía, la prostitución y los vientres de alquiler.

 Manifestamos que:

  • El cuerpo y la persona son indisolubles, y no es posible vender (o alquilar) lo uno sin lo otro y, por tanto, la mercantilización obliga a la mujer sometida a disociarse y renunciar a sí misma.
  • La prostitución, el porno y los vientres de alquiler se nutren de la desigualdad sexual, económica y racial y contribuyen a su mantenimiento con el fin de seguir existiendo. Es decir, necesitan que existan desigualdades y, por ello, necesitan de la trata y del tráfico de personas, siendo así que son realidades unitarias.
  • Es fundamental discernir los deseos de los derechos humanos, y que sólo éstos prevalezcan a la hora de elaborar leyes.
  • Las mujeres tenemos derecho a gozar libremente de nuestra sexualidad y de nuestra maternidad genuinamente y no de forma vicaria.
  • La filiación por parto es fundamental, así como la elección o no de ser madres. El aborto gratuito, legal y seguro forma parte de nuestras reivindicaciones
  • Lucharemos contra cualquier tradición cultural y/o religiosa que suponga un retroceso en la consecución de los derechos y libertades de las mujeres, tenga el origen que tenga. El multiculturalismo no tiene ninguna validez ética si está basado en la opresión del 52% de la población
  • Es hora de dejar de apelar a las desfasadas facultades “femeninas” como la culpa, la generosidad, la entrega o el amor incondicional para seguir manteniendo un patriarcado (que no siempre es de coerción, a veces se disfraza de consentimiento) que sigue manteniendo las mismas exigencias hacia las mujeres desde tiempos inmemoriales.
  • Las mujeres debemos acceder en igualdad de condiciones a formación y trabajo para evitar situaciones de pobreza y vulnerabilidad que nos impidan elegir con libertad.
  • Solo las personas nacidas mujeres debemos ser sujeto del feminismo y no ceder ante las imposiciones de quienes nos quieren diluir dentro del cajón de sastre de la “diversidad” y de la “identidad”.

Somos abolicionistas, y esto es por lo que vamos a luchar.

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