Comunicado de la Asamblea 8M Rivas.
La incorporación de la mujer al mercado laboral ya no es debate, hemos demostrado que podemos ocupar cualquier puesto. Y de hecho hemos entrado a este juego perverso de tener que demostrar que somos más competentes y merecedoras. Parece que solo los hombres tienen derecho a la mediocridad.
Demostrada está nuestra valía, ahora toca que nosotras también lideremos. Las mujeres queremos el poder, porque el liderazgo femenino es transformador de la sociedad y a la sociedad le hacen falta cambios.
El liderazgo femenino se caracteriza por su orientación a las personas, la cooperación, la flexibilidad, la inclusión, la resiliencia y el trabajo con las emociones. Precisamente estas son las habilidades más demandadas actualmente en las empresas.
En aquellas empresas que cuentan con plantillas de dirección equitativas nos encontramos que:
- Se generan estructuras más horizontales y menos jerarquizadas
- Consiguen mejoras a nivel general y otros colectivos se ven beneficiados
- Aumenta la creatividad, la innovación y la adaptación a los nuevos entornos
- La gestión de los conflictos dan como resultado situaciones de paz más duradera
- Se logran empresas más sostenibles y con un impacto social más positivo
La mujer se está incorporando a los puestos de poder pero no a la velocidad a la que debería ni a los lugares a los que debería llegar.
El porcentaje de mujeres en la alta dirección apenas ha avanzado al 1% anual desde que se implantó en 2007 la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva entre hombres y mujeres.
El pasado día 7 de marzo el Consejo de ministros aprobó la Ley de Paridad o Ley de Representatividad paritaria entre hombres y mujeres, que afecta tanto a los puestos de administración como a las empresas privadas. Esta norma se adelanta a la directriz europea según la cual se debe contar con un 40% del colectivo menos representado.
Pero para llegar a la igualdad en el reparto del poder no basta con que algunas mujeres ocupen puestos de responsabilidad. No todas las mujeres CEO son modelos de liderazgo femenino. A veces, el modelo dominante ejerce tal presión sobre las mujeres, que nos acaba fagocitando y convirtiendo en guardianas de un sistema que nos perjudica como mujeres. Necesitamos que en las organizaciones exista una perspectiva de género.
Aún nos queda mucho por recorrer, más allá de la legislación necesitamos educar en igualdad y visibilizar el importante valor del liderazgo femenino.