Las chinches son buenas autostopistas que se pasean saltando entre hogares y equipajes, muebles, ropa de cama o prendas de vestir. Una vez que logran entrar, a estos bichos les gusta esconderse en pequeñas grietas y rendijas, detrás de la cabecera de su cama, en las costuras y forro de su colchón y dentro de la base del colchón o somier, a lo largo de las grietas de los zócalos, y detrás del empapelado de las paredes. La presencia de chinches tiene muy poco que ver con la limpieza, aunque el desorden puede ofrecerles buenos escondites y hacer más difícil su tratamiento. Las chinches no transmiten enfermedades, pero sus picaduras pueden causar pequeñas ronchas rojas en la piel que producen picazón. Comúnmente, las chinches se alimentan de sangre con una frecuencia de entre 5 y 10 días, pero pueden vivir más de un año sin alimentarse. Además pueden soportar una importante amplitud de temperaturas que va desde un clima casi helado hasta casi 45º.
En un contexto histórico , cabe considerar la década de los años ’40-’50. Antes de la segunda guerra mundial, el hombre convivía con las chinches de manera intensa; se especula que cerca del 30% de las viviendas estarían infestadas por estos insectos. Inmediatamente después de la segunda guerra mundial, las prevalecías de infestación experimentaron un muy marcado retroceso. A partir de los años `50 y `60, los casos de infestación por chinches humanas empezaron a disminuir de manera drástica en Europa y llegó un momento, incluso, en que las colecciones entomológicas de institutos de investigación y museos empezaron a ser deficitarias en un insecto cada vez más raro e infrecuente. Hoy en día, la situación parece haber cambiado drásticamente. Desde hace aproximadamente 10 años, el número de incidencias comunicadas se ha incrementado, en algunos casos de manera muy significativa, rozando el carácter de epidemia. Los expertos hablan de una “resurgencia” de la plaga. ¿Se trata realmente de una plaga emergente? ¿Qué factores pudieran estar contribuyendo a esta circunstancia?.
Estas pueden ser algunas de las causas mas frecuentes:
- Incremento del movimiento personas (viajes) asociado a trabajo, turismo, cooperación internacional, etc.
- La inmigración y la vivienda en situación especial socioeconómicamente desfavorecida.
- La apertura de nuevos mercados internacionales, la globalización en el movimiento y gestión de mercancías, las prácticas de compra de mobiliario de segunda mano, el almacenamiento temporal de éste en locales compartidos, etc.
- El incremento en la resistencia química de los insectos. Esta cuestión es sumamente preocupante de cara al futuro. Numerosas “cepas” de insectos.
Son animales nocturnos que se esconden durante el día, solo se alimentan de noche. Puedan deslizarse gracias a sus aplanados cuerpos. Viajan con nosotros en nuestros efectos personales, ropa , maleta, zapatos, bolsos, etc.
Esto ocurre cuando pasamos unos días en contacto en zonas infectadas, como pueden ser algunos hoteles, viviendas temporales, etc. Y ya en nuestro domicilio, al sacar nuestras pertenecías de las maletas se produce la infestación, pueden ocultarse debajo de lámparas, detrás de cuadros, detrás de las llaves de la luz. Aunque no pueden volar, se mueven bastante rápidamente pudiendo en ocasiones llegar a otras habitaciones.
Continuaremos…….
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Juan Carlos Ramos
Profesor de Energías Renovables y Medio Ambiente