La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) Capítulo XXV

Desde el amanecer hasta el crepúsculo sin respiro. Por fin apago la luz y enciendo la noche. Bendita Luna. Sueños, sueños y más sueños. La realidad se desvanece. Soñé que te habías ido de mi lado. Las fronteras cambian como las olas del mar, como dunas en un desierto a merced del viento. Todos se fueron alejando: amigos, conocidos, vecinos… Ese lugar donde vivíamos cuando éramos niños y cuando éramos jóvenes ya no existe. Cielos estrellados, aguas cristalinas, prados verdes… Cada paso que dábamos nos iba alejando del paraíso; nadie fue capaz de darse cuenta. De mi boca no saldrá ni una sola palabra más, han pasado demasiados años. Perdido en el tiempo ¿Dónde estabas cuando me quebré?  Mi corazón sangra sin latir mucho, mi piel está fría. Acurrucado en un rincón del sótano, aguzo el oído y me entretengo oyendo mi propia respiración. Cuando te recuerdo parpadeo (ni siquiera escucho cuando pienso en voz alta.) No hay calor ni orgullo, ¿estaré volviendo a la vida?

Hicimos demasiadas promesas que no podíamos cumplir. Bumtrinkets.

De nuevo despunta el alba. Despierto. Otra vez el espejo… Todo está del revés y es pálido, incluso el color de la sangre (Autodestructivo.)

¿En qué me he convertido? No me reconozco.

Hades Gaudó

Nota a pie de página:  Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados. Ya sean sirios o africanos, sean subsaharianos o magrebíes, a todos lo que sufren. A pesar de los gravísimos problemas que ahora tenemos “en casa” por causa del Covid-19, el “coronavirus” dichoso, en Europa y en España no cejamos en el empeño: seguimos cerrando fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones (malditas leyes e ideologías). Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, la situación se agrava cada día más ¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

Y no queremos terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social. A pesar de la grave situación actual, tampoco eso cambia y sigue su curso exactamente igual que hace unos meses. La Banca es implacable…

Y todo eso hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, eso hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

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